Page 205 - La Traición de Isengard
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montón de ruinas, yo no soy un mago. Pero, de momento, he gastado todas mis
fuerzas. Ya no os puedo proporcionar más luz.
Los ecos de la explosión de Gandalf parecían ir de un lado a otro,… los sitios
huecos de piedra encima de ellos. Por detrás les llegó el bum, bum, como el batir
de un tambor. Pero no había ningún ruido de pisadas. Durante una hora [?
avanzaron deprisa guiados por el olfato de Gandalf]; y todavía no se oía ningún
sonido de persecución. Hasta empezaban a creer que quizás escaparían.
—Pero ¿qué me dices de ti, Frodo? —le preguntó Gandalf cuando se
detuvieron para recuperar el aliento—. Es realmente importante.
—Estoy magullado y dolorido, pero entero —respondió Frodo—, si es que te
refieres a eso.
—Claro que sí —dijo Gandalf—. Pensé que Aragorn había recogido a un
hobbit valiente pero muerto.
—… parece que los hobbits, o este hobbit, son de un material tan resistente
que nunca encontré nada parecido —dijo Trotter—. De haberlo sabido, habría
hablado con más prudencia en la Posada de Bree. Ese lanzazo hubiera podido
atravesar a un jabalí.
—Bueno, a mí no me ha atravesado —dijo Frodo—, aunque me siento como
si hubiese estado apresado entre un martillo y un yunque. —No dijo nada más.
Le costaba respirar, y creyó que las explicaciones podían esperar.
Desde este punto (« Prosiguieron la marcha» , CA p. 453) el texto original se
pierde bastante durante cierta extensión, porque mi padre escribió encima (y
primero lo borró en gran medida) como parte de una versión revisada; sin
embargo, algo se puede leer al final de esta sección:
No había tiempo que perder. Lejos, más allá de los pilares, en la profundidad
(?sombras) del extremo oeste de la sala, a la derecha, estallaron unos gritos y
llamadas de cuernos. Y de nuevo les llegó desde la distancia el bum, bum y el
suelo tembló [?ante los terribles redobles del tambor]. [231]
—¡Ahora la última carrera! —dijo Gandalf—. ¡Seguidme!
El resto del texto original está a tinta y resulta mucho más legible, pero hacia
el final en algunos lugares es imposible de descifrar, ya que Eje escrito a gran
velocidad, con palabras pequeñas indicadas por simples marcas, finales de
palabras omitidos y casi ninguna puntuación.
Se volvió a la izquierda y echó a correr por el piso de la sala. Era más largo
de lo que parecía. Mientras corrían, oyeron los ecos y golpeteos de muchos pies
que venían detrás. [255] Se oyó un chillido agudo: los habían visto. Hubo un
clamor y un repiqueteo de aceros: una flecha silbó por encima de la cabeza de