Page 247 - La Traición de Isengard
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pueblos.
        Cuando toda la Compañía hubo entrado y estuvieron sentados ante él, el Señor
      los miró de nuevo.
        —¿Éstos son todos? —preguntó—. Vuestro número debería ser de nueve, así
      decían los mensajes secretos de Rivendel. Hay uno ausente que echo en falta y
                                       [336]
      que yo hubiera querido ver. Decidme, ¿dónde está Gandalf el gris?
        —¡Ay!  —exclamó  Ingold—,  Gandalf  el  gris  ha  caído  en  las  sombras.
      Permanece en Moria, pues cayó allí desde el Puente.
        Al  oír  esas  palabras  todos  los  Elfos  dieron  grandes  gritos  de  dolor  y  de
      asombro.
        —Una  noticia  funesta  —dijo  Keleborn—,  la  más  funesta  que  se  haya
      anunciado aquí en muchos años. ¿Por qué no se nos dijo nada hasta ahora? —
      preguntó, volviéndose hacia Haldir.
        —No  le  hemos  hablado  de  ello  a  [tu  pueblo  >]  Haldir  —dijo  Frodo—.
      Estábamos  cansados  y  el  peligro  demasiado  cerca,  y  después  quedamos
                     [337]
      dominados  por  la  maravilla.    Casi  olvidamos  nuestro  dolor  y  desgracia
      mientras caminábamos felices por los hermosos senderos de Lothlórien. Pero es
      verdad  que  Gandalf  ha  perecido.  Fue  nuestro  guía,  y  nos  condujo  a  través  de
      Moria; y cuando nuestra huida parecía más allá de toda esperanza, él nos salvó y
      cayó.
        —Contadnos toda la historia —dijo Keleborn.
        Entonces Ingold contó todo lo que había ocurrido en el paso de Caradras, y en
      los días que siguieron; y habló de Balin y del libro, y de la lucha en la Cámara de
      Mazarbul, y el fuego, y el Puente angosto, y la llegada del Balrog.
        —¡Un Balrog! —exclamó Keleborn—. [338]  Desde los Días Andaos que no
      había  oído  que  un  Balrog  anduviera  suelto  por  [290]  el  mundo.  Creíamos  que
      algunos estaban ocultos en Mordor [?o cerca de la Montaña de Fuego, pero no se
      ha visto a ninguno desde la Gran Batalla y la caída de Thangorodrim. [339]  Dudo
      mucho  que  este  Balrog  estuviera  escondido  en  las  Montañas  Nubladas…  más
      bien temo que fue enviado por Sauron desde Orodruin, la Montaña de Fuego.
        —Nadie sabe —dijo Galadriel— qué puede haber oculto en las raíces de las
      colinas antiguas. Los enanos han vuelto a entrar en Moria y de nuevo estuvieron
      buscando en lugares oscuros, y quizás hayan despertado algún mal. [340]
        Hubo un silencio. Al fin Keleborn volvió a hablar.
        —Yo no sabía que vuestra situación era tan mala —dijo—. Haré lo que pueda
      por ayudaros, a cada uno de acuerdo con sus necesidades, pero en especial al del
      pueblo pequeño que lleva la carga.
        —Conocemos tu misión —dijo Galadriel, [? viendo] la expresión de Frodo—,
      pero no hablaremos aquí más abiertamente. Yo estuve en el Concilio Blanco, y
      de  todos  los  allí  presentes  a  nadie  quise  más  que  a  Gandalf  el  Gris.  Desde
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