Page 248 - La Traición de Isengard
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entonces a menudo nos hemos visto y hablado de muchas cosas y objetivos. Se
      dice del Señor y la Dama de Lothlórien que son los más sabios de los Elfos de la
      Tierra Media, y de todos aquéllos que no han cruzado los Mares. Pues hemos
                                        [341]
      vivido aquí desde que se levantaron las Montañas y el Sol era joven.
        » Ahora  os  aconsejaré. [342]   Pues  si  puedo  ayudaros  no  será  con  actos  o
      maquinaciones,  o  decidiendo  que  toméis  tal  o  cual  rumbo,  sino  por  el
      conocimiento de lo que ha sido y lo que es, y en parte de lo que será. Y digo que
      vuestro caso todavía no ha perdido la esperanza; sin embargo, un solo paso en
      falso y fracasará miserablemente. Pero aún hay esperanzas si toda la Compañía
      sigue siendo fiel.
        Miró a cada uno, pero ninguno se acobardó. Sólo Sam enrojeció y bajó la
      cabeza antes de que la mirada de la Dama lo abandonara.
        —Sentí como si no llevara nada encima —explicó después—. No me gustó…
      parecía  estar  mirando  dentro  de  mí,  preguntándome  si  me  gustaría  volver
      volando a la Comarca.
        Cada uno había tenido una experiencia similar, y había sentido como si se les
      hubiera  ofrecido  la  oportunidad  de  elegir  [291]  entre  la  muerte  y  algo  que
      desearan con fuerza, paz, tranquilidad [escrito arriba: libertad], riqueza o poder.
        —Supongo  que  fue  sólo  una  prueba  —dijo  Boromir—.  Yo  sentí  casi  una
      tentación. Por supuesto la aparté en el acto. En cualquier caso, los hombres de
      Minas Tirith son sinceros. [343]
        Pero no dijo qué le había ofrecido.
        —Éste  es  el  momento  para  que  cualquiera  que  sienta  que  ya  ha  hecho
      suficiente,  ayudando  a  la  Misión  todo  lo  que  puede  o  está  en  su  voluntad,  se
      marche  o  dé  media  vuelta.  Legolas  puede  quedarse  aquí  con  mi  pueblo  tanto
      como quiera, o si la oportunidad lo permite puede volver a casa. Hasta Gimli el
      enano puede quedarse, aunque creo que no estará contento mucho tiempo en mi
      ciudad, en lo que a él le parecería una vida de ocio. Si desea ir a su hogar, lo
      ayudaremos en todo lo que podamos; hasta los Campos Gladios y más allá. Así
      tal vez tenga la esperanza de encontrar el país de los Beörnidas, donde el hijo de
      Grimbeorn Beorn, el Viejo, es el señor de muchos hombres vigorosos. Todavía
      ningún lobo u orco ha entrado en aquella tierra.
        —Bien lo sé —dijo Gimli—. Si no fuera por los Beörnidas, el paso desde el
      Valle  a  Rivendel  no  sería  posible. [344]   Mi  padre  y  yo  tuvimos  la  ayuda  de
      Grimbeorn en nuestro camino hacia el oeste en otoño.
        —A ti, Frodo —dijo Keleborn—, no puedo ayudarte ni aconsejarte. Pero si
      continúas,  no  desesperes…  mas  cuídate  hasta  de  tu  mano  derecha  y  de  la
      izquierda.  También  hay  un  peligro  que  te  persigue,  que  no  veo  claramente  ni
      entiendo. A vosotros, demás gente del pueblo pequeño, podría desear que nunca
      hubierais venido tan lejos. Pues ahora, a menos que viváis aquí en exilio mientras
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