Page 389 - La Traición de Isengard
P. 389

Tenebrosas (descritas con las mismas palabras que en DT, p. 22, y como allí, « a
      treinta leguas o más» ).
        El verso de Aragorn cobró esta forma:
                   (Aragorn canta una estrofa)
      ¡Ondor! ¡Ondor! Entre las Montañas y el Mar
      el viento sopla, la luna avanza, y la luz sobre el Arbol de Plata
      cae allí como lluvia en los jardines de los Reyes de antaño.
      ¡Oh, muros blancos, torres hermosas y trono de oro de muchas patas!
      ¡Oh, Ondor, Ondor! ¿Contemplarán los Hombres el Arbol de Plata
      o el Viento del Oeste soplará de nuevo entre la[s] > Montaña[s] y el Mar?
      Del  texto  primario  A  borrado  se  puede  descifrar  que  estos  versos  no  estaban
      presentes,  sino  únicamente  las  palabras  de  Aragorn  que  los  preceden.  En  esta
      primera forma, trono de oro de muchas patas se cambió, con toda probabilidad
      muy pronto, por alada corona y trono de oro, como en DT. Éstas son las primeras
      referencias a la Corona Alada y el Arbol Blanco de Gondor. [518]
        Luego sigue (tal como fue originalmente escrito):
        El monte descendía abruptamente ante sus pies: a unas veinte brazas o más se
      erguía por encima de la cornisa amplia de abajo. Luego venía el borde de un
      precipicio: la Muralla del Este de Rohan. Así terminaba Sarn Gebir, y los campos
      verdes de los Amos de los Caballos llegaban ondeando hasta sus pies como un
      mar  herboso.  De  la  tierra  alta  bajaban  muchos  arroyos  y  cascadas  delgadas
      como  un  hilo,  descendiendo  a  saltos  para  alimentar  al  errante  Entaguas,  y
      tallando  la  roca  gris  del  acantilado  en  innumerables  grietas  y  hendiduras
      estrechas.  Durante  un  momento  fugaz  los  tres  compañeros  se  detuvieron,
      gozando  del  paso  de  la  noche,  sintiendo  el  primer  calor  del  sol  ascendente
      atravesar el frío de sus miembros.
        —¡Ahora, en marcha! —dijo Aragorn, apartando los ojos de la añoranza del
      sur y buscando en el oeste y el norte el camino que habían de seguir. [464]
        —¡Mirad!  —gritó  Legolas,  apuntando  al  cielo  pálido  por  encima  de  la
      mancha donde el Bosque Fangorn se extendía lejos a través de las llanuras—.
      ¡Mirad! El águila ha vuelto. ¡Mirad! Vuela alto, pero está bajando rápidamente.
      ¡Baja! ¡Mirad!
        —Ni  siquiera  mis  ojos  pueden  verla,  mi  buen  Legolas  —dijo  Aragorn—.
      Debe de estar lejos, sobre los mismos confines del bosque. Pero alcanzo a ver
      algo más cercano y más urgente…
      Sobre anteriores referencias al descenso del águila, véase p. 451. Posteriormente,
      mi padre escribió a lápiz al lado de este pasaje:
   384   385   386   387   388   389   390   391   392   393   394