Page 441 - La Traición de Isengard
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APÉNDICE DE LAS RUNAS
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      Resulta notable que todas las referencias a las runas en El Señor de los Anillos
      estaban asociadas con Gandalf hasta que mi padre llegó a las palabras grabadas
      en la tumba de Balin en Moria. En El hobbit la escritura rúnica casi en su totalidad
      está asociada con los Enanos (de quienes se dice, en el capítulo III « Un breve
      descanso» , que han inventado las letras lunares rúnicas), pero las runas han sido
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      un  elemento  en  la  Tierra  Media  desde  una  etapa  muy  temprana.    En  su
      carta  a  G.  E.  Selby  del  14  de  diciembre  de  1937,  citada  en  el  Prólogo  a  El
      Retorno de la Sombra, mi padre decía que prefería su propia mitología « con su
      nomenclatura coherente y una historia organizada»  a la de El hobbit, y hablaba
      con humorístico menosprecio de « esta chusma de enanos con nombres eddaicos
      salidos  de  Völuspá,  estos  hobbits  y  gollums  recién  nacidos  (inventados  en  un
      momento de ocio) y runas anglosajonas» . Como se verá, cuando escribió estas
      últimas  palabras  estaba  pensando  en  sus  propios  alfabetos  rúnicos,  por  ese
      entonces ya muy desarrollados, y en ningún aspecto particularmente asociados
      con  los  Enanos,  si  es  que  tenían  alguna  asociación  con  ellos.  Creo  que  es
      concebible que, no obstante, fuera el Mapa de Thror, con escritura rúnica de gran
      importancia en la historia de El hobbit, lo que produjera esa íntima asociación
      (aunque  los  Enanos  siempre  quedaron  como  los  herederos  y  no  los  primeros
      inventores de las Angerthas).
        No  parece  haber  muchos  escritos  sobre  las  runas  del  período  que  hemos
      alcanzado en este libro, pero los papeles lingüísticos de mi padre, y su trabajo en
      caligrafía  y  alfabetos,  quedaron  en  un  estado  tan  caótico  que  a  menudo  es
      imposible  estar  seguro  incluso  de  una  fecha  amplia  y  relativa.  Un  problema
      central radica, como siempre en este contexto, en la existencia de dos juegos de
      variantes. El desarrollo altamente divergente de caligrafías, igual que de sonidos
      de habla entre dos pueblos distintos, era una referencia desde el principio; pero el
      detalle  de  esas  divergencias  estaba  sujeto  a  una  modificación  incesante  en  la
      mente  de  su  creador.  Cuando  los  papeles  (casi  siempre  sin  fecha  [532]  y  a
      menudo sin una paginación consecutiva) están tan desordenados que el material
      que bien puede estar separado por décadas se encuentra mezclado, hay un riesgo
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