Page 66 - Tratado sobre las almas errantes
P. 66
cuando Él sabe que ya no tiene ningún sentido seguir otorgándola. De lo contrario, los réprobos
serían réprobos porque ya no se les otorga la posibilidad de dejar de serlo.
Lo correcto es pensar que Dios deja de otorgar esas gracias porque sabe que ya no serán
aceptadas. Sería espantoso pensar que la concesión o no de las gracias dependiera de una decisión
divina, tan externa al sujeto como la concesión o no de una amnistía. Pues en el fondo sería así: te
concedo la gracia eficaz y sales del infierno, no te concedo más gracias eficaces y no sales. Sea uno
defensor de Molina o de Báñez, se incline por la escuela dominica o la jesuítica, ciertamente a los
que están en el infierno ya no se les conceden gracias para arrepentirse, porque existe en ellos una
transformación psicológica a través del pecado que los hace incapaces de ser receptores de la
misericordia divina. Que no se les conceden gracias para pedir perdón, es un hecho. Pero un hecho
antecedido por una incapacidad. Es el “yo”, considerado en toda su amplitud psicológica y
espiritual, el que cierra el camino a futuras gracias.
De manera que, nos guste o no nos guste, debemos seguir indagando cuáles pueden ser los
resortes psicológicos, teológicos para tomar una decisión definitiva de rechazo del
arrepentimiento 166 . Tenemos que seguir reflexionando en torno a todos los versículos bíblicos en
busca de una pista a la respuesta de este misterio. Respuesta que no será plena hasta la visión de las
realidades de ultratumba.
4.3 El enfoque actual de la escatología
No cabe duda de que la concepción actual del purgatorio, sin abandonar los esquemas
tradicionales, se ha enriquecido desde los años 60 del pasado siglo. Bien es cierto que en el siglo
XX el gran campo de debate en la escatología han sido cuestiones como la división alma/cuerpo, o
la existencia o no de un tiempo entre la muerte y la resurrección para el alma separada. Sin
embargo, en vano buscaremos referencias al intermediacionismo en los escritos y el debate de los
grandes teólogos. Una cosa es clara, como dijo Dańczak, tras pasar revista a todas las cuestiones
escatológicas de la segunda mitad del siglo XX:
El hombre es considerado como el sujeto de los “eventos” escatológicos. Ya no es más sólo Dios el que
“planifica” o “programa” los eschata según un cierto escenario. El hombre no participa más en un cierto evento
externo preparado por Dios, sino que experimenta el eschaton como su coautor 167 .
Inscrito en esta corriente de renovación del enfoque escatológico, escribía Ratzinger:
La comprensión esencial cristiana del purgatorio ahora ha quedado clara. El purgatorio no es, como
Tertuliano pensó, una cierta clase de campo de concentración del más allá, donde el hombre es forzado a
someterse al castigo de un modo más o menos arbitrario. Más bien es un necesario proceso interior de
166
Acerca del tema concreto de la gracia y la determinación definitiva, véase Tratado de las almas errantes, II
parte, sección 5.
167
Andrzej Dańczak, La questione dello stato intermedio nella teologia cattolica negli anni 1962-1999,
Bernardinum, Pelplin 2008, pg. 300.
66