Page 126 - Vive Peligrosamente
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En el curso de las semanas siguientes tuvimos un enorme trabajo,
preparando e instruyendo convenientemente a nuestras unidades. Tuvimos
que cubrir todas las bajas, en hombres y material. Sólo entonces, al hacerlo
así, nos dimos exacta cuenta del precio que habíamos tenido que pagar por
nuestra cortísima incursión bélica. Mi sección era la más afectada de todas,
lo que me dio mucho que pensar.
Nuestra División había sido formada después de la campaña de Polonia.
Al poco tiempo de su creación teníamos que aumentar nuestro material con
cientos de vehículos que habíamos capturado en la campaña del Oeste para
poder resarcirnos de nuestras elevadas pérdidas.
Las industrias alemanas continuaban trabajando al ritmo fijado, a pesar
de que Hitler había dado la orden de hacer fabricaciones masivas. Por ello
debimos de contentarnos con lo que poseíamos. Nos dimos cuenta, incluso,
de que las altas esferas de la Wehmacht no se preocupaban mucho de la
difícil situación en que nos encontrábamos por falta de material, lo que dio
motivo a que nos formulásemos la siguiente pregunta:
–¿Estaba debidamente informado el Alto Estado Mayor acerca de la
precaria situación en que nos encontrábamos?
Los vehículos motorizados eran elementos de importancia primordial en
la guerra, ya que facilitaban el avance de las tropas y el sostenimiento de
sus posiciones.
Nos eran imprescindibles, pues los necesitábamos tanto si avanzábamos
como si retrocedíamos o sosteníamos combates. No contábamos ni con la
mitad de los que nos hacían tanta falta. Pero no teníamos más remedio que
darnos por contentos con los que disponíamos y adaptarnos a las
circunstancias.