Page 214 - Vive Peligrosamente
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movimientos. Por ello me pregunté si no podía servirme de sus métodos en
el caso que se me presentaba.
También quedé sorprendidísimo cuando me informé de los medios
empleados por los "Command Troops" ingleses, que estaban bajo las
órdenes de lord Mountbatton. Aprendí un sinfín de cosas que ignoraba, y
llegué a darme cuenta de que el "Secret Service" ingles siempre estaba
rodeado de un gran misterio y de que había sido perfectamente organizado
en el transcurso de la guerra que estábamos sosteniendo.
Al mismo tiempo, estudié todos los informes de la División
"Brandenburg", y pude comprobar que carecía de tantos medios
informativos como tenían los ingleses, a pesar de que, en muchos casos,
consiguiesen unos resultados altamente satisfactorios.
Pasé dos semanas estudiando todos los "dossiers" que llegaron a mis
manos. Y llegué a la conclusión de que podíamos efectuar una labor que
contribuiría a la victoria del Reich. También pude darme cuenta de que al
enemigo le sería imposible la defensa de su extensa retaguardia. Y
comprendí que si lográbamos atacarle con un pequeño grupo de hombres
decididos y bien adiestrados, llegaríamos a obtener grandes resultados
sirviéndonos de medios técnicos adecuados y de unos planes perfectamente
ultimados. Tampoco debíamos descartar el hecho de que dichos territorios
eran desconocidos por Alemania desde el punto de vista militar, lo que
aumentaba el interés de la acción.
Todo lo expuesto me decidió a aceptar la nueva misión, a pesar de que
debía empezar desde el principio. Tenía el convencimiento de que debía
contar con la ayuda incondicional de una División destinada en el frente, y,
asimismo, que la nueva tarea que se me encomendaba era tan importante
que precisaba de una colaboración completa y total.
Confieso que mi optimismo me incitaba a exagerar mucho las cosas.
Pero había un punto de vital importancia que me daba la razón: Era
sumamente problemático que consiguiéramos la realización de grandes
acciones, pero no cabía duda de que nuestras pequeñas misiones serían
coronadas por el éxito.
Cuando comuniqué al señor Schellenberg mi decisión de aceptar la
misión que se me había ofrecido, se mostró muy contento. Me sorprendió
mucho que me ofreciera un puesto en el SD, diciéndome que podía ostentar
el grado de comandante o de teniente coronel del citado Cuerpo. Sopesé los
pros y los contras de tal ofrecimiento, y terminé rechazándolo. Argüí que
ya que estaba obligado a mandar una tropa de las SS podría cumplir mejor