Page 216 - Vive Peligrosamente
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Nos entretuvimos  mucho preparando las diversas  instalaciones, pero
          tuvimos que resolver muchos problemas antes de conseguir  que todo
          estuviera dispuesto de una forma adecuada. Me dispuse a luchar con todas
          mis fuerzas  para obtener resultados satisfactorios  y  debo decir que salí
          airoso de la empresa. No quiero olvidarme de mi más eficaz colaborador,
          Karl Radl, cuya ayuda me facilitó la resolución de innumerables problemas.
            Me había trazado un programa para  que mis hombres recibieran una
          instrucción perfecta que les permitiese salir airosos de toda empresa y les
          ayudase a desenvolverse en cualquier  lugar. Por ello, cada uno de mis
          hombres debla contar con unos conocimientos concretísimos acerca de la
          manera de desenvolverse de los soldados de Infantería, así como también
          tenían la obligación de poseer una cierta práctica de la que el Ejército
          alemán exigía a sus compañías de  zapadores. Igualmente exigíamos que
          cada hombre supiera lanzar granadas a larga distancia, conociera el manejo
          de las diferentes armas empleadas en nuestro Ejército y estuviera en
          disposición  de hacer frente a cualquier clase de ataque enemigo. Los
          instruimos para que supiesen conducir perfectamente toda marca de coche
          o camión, y para que pudieran arreglárselas si  se veían obligados a
          desplazarse en motocicleta. Llegamos a exigirles supieran el manejo de un
          bote a motor, incluso de una locomotora. Les obligamos a practicar toda
          clase de deportes, incluidos la equitación  y la natación, con completo
          dominio. Hasta llegamos a darles un curso completo de paracaidismo.
            Dimos una instrucción especial a todos aquellos que, más tarde, serían
          considerados como especialistas, en la que se incluía el conocimiento
          perfecto de un idioma determinado, junto con  una idea exacta de la
          topografía del terreno en el que podían verse obligados a desenvolverse, así
          como un dominio absoluto de las diferentes técnicas de acción y sabotaje.
            Nuestras metas principales eran la Unión Soviética y el Oriente Medio,
          ya que no ignorábamos que los anglo–americanos tenían muchos intereses
          en dichas zonas. Entonces no me daba cuenta de que estábamos ya en el
          año 1943 ni que vivíamos en el cuarto año de una guerra que debía tener
          cinco años de duración. No cesaba de repetirme una y otra vez:
            "El soldado  debe ignorar la frase "más tarde", puesto que nunca es
          demasiado pronto para comenzar cualquier acción. Las cosas importantes
          no admiten espera, deben ser preparadas y llevadas a cabo lo antes posible".
            Teníamos noticias de que en Holanda se habían hecho todos los
          preparativos para la formación de una "escuela"  destinada a  preparar
          convenientemente a nuestros agentes. En la primera visita que hice a dicho
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