Page 318 - Vive Peligrosamente
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compañía del Oficial de  la Policía  de Seguridad que, seguramente, era
          conocido por todo el mundo? ¡También cabía la  posibilidad  de que los
          periódicos de Vichy hubiesen publicado  una fotografía de  mi "marcado"
          rostro!
            Tampoco habíamos obrado acertadamente al compartir el mismo techo
          con un oficial de la Policía.
            Al hacer partícipe a "Florian", nombre que dábamos a von Fölkersam en
          el estrecho círculo de nuestras amistades, de  mis pensamientos, recuerdo
          que me dijo algo que me podía servir de lección para el futuro.
            –Todavía nos queda mucho por aprender, antes de poder compararnos
          con nuestro gran ejemplo: los comandos secretos ingleses.
            A petición  mía  me  ayudaron, aquella  misma tarde, a trabar
          conocimiento con algunos "señores"  alemanes que formaban parte de
          nuestros servicios en Vichy. Deseaba conocer su opinión sobre la situación
          del momento y sobre los posibles planes del gobierno del mariscal Pétain.
            En el transcurso de la tarde y de la noche de aquel día visité a cuatro de
          ellos en compañía de "Florian". Pero aquella vez evité ser acompañado por
          alguien que  fuera conocido en la ciudad. Un joven agregado a nuestra
          embajada  me causó una impresión muy favorable.  Nos dio un  informe
          corto, pero conciso, sobre la situación; y puso a nuestra disposición todos
          los informes que poseía. No llegué a conocer, durante nuestra estancia en
          Francia, a su jefe, el embajador Abetz, pues, por entonces, no estaba en
          Vichy.
            Tuve la impresión de que nuestros diplomáticos no compartían entre sí
          las mismas opiniones; incluso de que existían dos tendencias, en general,
          frente a la crisis. Unos opinaban que los franceses no llevarían a cabo
          ninguna clase de acción, de forma que tampoco  nosotros deberíamos
          actuar; otros, más radicales, creían  que el gobierno de Pétain  debía ser
          trasladado a las afueras de París aun en contra de su voluntad. Según éstos
          tal  medida era necesaria, pues únicamente de esa forma podría estar
          protegido contra un ataque degaullista; además, resultaría más fácil de ser
          vigilado y preservado de un "rapto" forzoso; y en tales circunstancias, el
          gobierno  podría ser fortalecido  mediante la influencia alemana, lo que
          mejoraría las relaciones que sostenía con nosotros. Poco tiempo después me
          enteré de que el segundo grupo había ya elegido un castillo en las cercanías
          de París para ponerlo a disposición del mariscal Pétain.
            Yo ignoraba cuál era el grupo que disponía de mayor influencia en el
          FHQ; tampoco poseía suficientes elementos de juicio para discernir cuál de
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