Page 321 - Vive Peligrosamente
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seguro que, con un batallón de asalto, podríamos llegar hasta los edificios
gubernamentales casi sin ser vistos.
Desde el aeródromo hasta la ciudad sólo había cinco kilómetros de
distancia, lo que implicaba un recorrido de siete minutos, incluso para
nuestros tanques y "orugas" de protección. Era seguro que nuestras
instalaciones estaban vigiladas por el gobierno de Vichy y por los agentes
de la "Francia Libre". Por ello, sólo podíamos contar con dos factores:
engaño y una actuación equivocada por parte del enemigo; y la mayor
rapidez con que debían maniobrar nuestras tropas.
von Fölkersam y yo trabajamos afanosamente en los planes de alarma,
poniendo especial empeño en perfeccionar los que afectaban al Batallón de
asalto. Ordenamos dos clases de alarma en nuestro centro secreto de
adiestramiento; ensayábamos diariamente una operación de dicha clase,
tanto diurna como nocturna; en algunas ocasiones la operación terminaba
con una pequeña marcha de instrucción en los vehículos pesados, que, a
veces, nos llevaba al Oeste, pasando por Charmail, o bien al Norte por
Saint–Germain de Fossés, o al Este por Bost. Al regreso pasábamos, una o
dos veces, por Vichy, poniendo sumo cuidado en no acercarnos al barrio
gubernamental.
Ahora bien, nunca hacíamos nuestras demostraciones a la hora de la
siesta –la hora "X" fijada por mí para llevar a cabo la operación–. A esta
hora, nuestros soldados solían reunirse en torno a la cocina volante, lo que
nos facilitaba que estuviesen al alcance de nuestra mano.
Los puestos de mando de los dos batallones de la Policía de Seguridad
tenían su acuartelamiento, si la memoria no me falla, en Cognat, al Oeste
de Vichy, y en Bost, al este de la ciudad.
Casi toda la jornada la pasaba recorriendo los alrededores en compañía
del capitán von Fölkersam y de mi capacitadísimo Oficial de enlace
Fähnrich Ostafel, con el fin de inspeccionar las ocho compañías de la
Policía y vigilar la puesta en práctica de mis órdenes por los hombres que
estaban bajo mi mando.
Desde la ciudad de Vichy partían nada menos que cinco carreteras, que
se bifurcaban en todas las direcciones. A ello había que añadir que
innumerables caminos próximos a las rutas principales formaban un espeso
entramado de encrucijadas muy difícil de ser controlado. Hasta el más
pequeño camino, que tenía una placa con iniciales IC (chemin d'inrérêt
commun), o bien los caminos secundarios VO (chemin vicinal ordinaire),