Page 319 - Vive Peligrosamente
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los dos mantenía un criterio más acertado. Me limité a echar mano de mi
sentido común, y consideré que semejante situación sólo podría arreglarse
por medio de un acuerdo entre las dos partes, y que una intervención de
fuerza por parte alemana sólo procedía en el caso de que existiera un
peligro cierto y probado.
Asimismo, entablamos conocimiento con un Oficial del Cuerpo I de
Defensas, un teniente coronel entrado en años que hablaba el francés
perfectamente. Representaba al Departamento de Defensa Extranjera de
Berlín, la Sección que estaba al mando del almirante Canaris. Aquel
caballero nos dio un sinfín de explicaciones como procedentes de fuentes
"muy secretas y menos secretas". Voluntariamente nos mostró todos sus
informes y hasta nos hizo una exposición de los hechos. Muchos de
aquellos informes habían sido dados por tipos a sueldo, simples
mercenarios; en cambio, otros procedían de agentes dignos de toda
confianza que actuaban en el África del Norte francesa. Pero, en conjunto,
las informaciones eran tan contradictorias que no pude imaginarme cómo
podrían llegar a tener una idea exacta de la situación en nuestra central de
Berlín. Sólo era posible que el almirante Canaris sacara sus conclusiones
personales para trasladarlas al FHQ.
Visitamos, igualmente, al jefe de la Policía de Seguridad de Vichy,
quien confirmó mi opinión personal, es decir, que la situación distaba
mucho de ser clara. Se declaró dispuesto a facilitarme un gran número de
informes, cuya veracidad, no obstante, era desconocida. No podíamos
conceder mucho crédito a las confesiones arrancadas a los agentes secretos
de la "Francia Libre", que constituían la base de sus informaciones. Por dos
veces ya habían sido anunciadas acciones que iban a ser llevadas a cabo
contra el gobierno de Vichy partiendo del Norte de África, pero... ¡nunca se
habían iniciado! Las palabras de mi interlocutor dejaban traslucir que
deseaba ardientemente cesara aquella situación de intranquilidad y
terminase el inmenso trabajo que le producía la misma; deseaba disfrutar de
un período de tranquilidad.
Finalmente, conocimos a un coronel de la Luftwaffe que pertenecía a la
Comisión alemana encargada de velar por el mantenimiento del orden, con
sede en Baden–Baden. Era banquero de profesión y había sido movilizado
durante la guerra. Tenía un conocimiento de las relaciones internacionales
como consecuencia de sus actividades durante los años de paz. En seguida
nos dijo que era conocedor de muchísimos rumores pero que no les
concedía gran importancia. Su opinión personal, según nos dijo, era: