Page 129 - El Misterio de Belicena Villca
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A continuación, Pedro II se une a la lucha contra los almohades, junto al
Rey de Castilla Alfonso VIII, y permanece dos años dedicado a la Reconquista de
España. Luego de cumplir un destacado papel en la batalla de las Navas de
Tolosa, regresa a Aragón, donde le espera la triste sorpresa de que los Cruzados
de Cristo se han repartido sus tierras y amenazan con solicitar la protección del
Rey de Francia: Arnaud Amalric, el Abad de Citeaux, es ahora “Duque de
Narbona”, y Simón de Montfort “Conde de Tolosa”. Finaliza 1212 cuando Pedro II
reclama a Inocencio III por la acción de conquista abierta que los Cruzados están
llevando a cabo en su país; el Papa trata de entretenerlo para dar tiempo a los
Golen de completar la aniquilación del catarismo y la destrucción de la civilización
de Oc, pero, ante la insistencia del monarca aragonés, acaba por mostrar su
verdadero juego y le excomulga. Así, Inocencio III, que en 1204 lo coronara y
nombrara gonfaloniero, es decir, alférez mayor de la Iglesia, ahora consideraba
que él también era un hereje: pero sería una ingenuidad esperar que un Golen,
sólo interesado en cumplir con los planes satánicos de la Fraternidad Blanca,
hubiese actuado de manera diferente. De pronto Pedro II lo comprende todo y
marcha con un ejército improvisado a socorrer al Conde Raimundo VI en el sitio
de Tolosa; pero ya es tarde para combatir a los Poderes Infernales: quien ha
vivido cerrando los ojos a la Verdad se ha vuelto débil para sostener la
mirada del Gran Engañador; Pedro II ha reaccionado pero sus fuerzas sólo le
alcanzan para morir. Es lo que hace en la batalla de Muret contra Simón de
Montfort, en Septiembre de 1213: muere incomprensiblemente, en medio de un
gran desastre estratégico, en el que resulta destruido el ejército aragonés y
sepultada definitivamente la última esperanza de la occitanía cátara.
Vigesimosegundo Día
Como Tartessos, Como Sajonia, Como el país de Oc, los pueblos de
Sangre Pura han de pagar un duro tributo por oponer la Sabiduría Hiperbórea al
Culto del Dios Uno. La Cruzada contra los Cátaros “y otros herejes del
Languedoc” continuaría, con algunas interrupciones, durante treinta años más;
miles y miles de occitanos acabarían en la hoguera, pero al final el país de Oc iría
retornando lentamente al seno de la Madre Iglesia. En 1218 muere Simón de
Montfort durante un sitio a Tolosa, que había sido reconquistada por Raimundo
VII; su hijo Amauric, careciendo de la vocación de Verdugo Golen que en tan alto
grado poseía Simón, termina por vender los derechos del condado de Tolosa al
Rey de Francia Luis VIII, con lo cual los Capetos legalizan la intervención y
concluirán por quedarse con todo el país. Pero esto no era casual: la ocupación
franca del Languedoc constituía un objetivo impostergable de la Estrategia Golen,
principalmente porque permitiría prohibir la maravillosa lengua de Oc, la “lengua
de la herejía”, en favor del francés medieval, la lengua de los benedictinos,
cluniacenses, cistercienses y Templarios. Aquella sustitución linguística sería el
golpe de gracia para la Cultura de los trovadores, como las hogueras lo habían
sido del catarismo.
Sumando la destrucción de la civilización de Oc a las restantes grandes
obras realizadas por Inocencio III durante su reinado eclesiástico, se entiende que
al morir, en 1216, haya supuesto que los planes de la Fraternidad Blanca estaban
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