Page 196 - El Misterio de Belicena Villca
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peligros o dificultades, por el contrario, la presencia de Vrunalda en las tierras de
                 la Casa de Tharsis es necesaria para que el poder carismático de la Piedra de
                 Venus actúe sobre su simiente. Por supuesto, no la enviaremos desprotegida,
                 pues disponemos del poder de dotarla de una nueva personalidad, cuyo cambio
                 difícilmente será notado por los Golen. El caso es que uno de los miembros
                 alemanes del Circulus Domini Canis es un Señor Territorial vasallo de la Casa
                 de Suabia, viudo desde hace muchos años y consagrado a la predicación dentro
                 de la Orden. Al morir su esposa, este Noble nos confió su pequeña hija de nueve
                 años como novicia del monasterio de Fanjeaux, la cual falleció tres años
                 después, más o menos para la fecha que ingresó Vrunalda. He hablado con él, y
                 está de acuerdo en que Vrunalda ocupe el lugar de su hija; incluso está dispuesto
                 a jurar que ella es su legítima descendiente y a morir antes que traicionar tal
                 juramento. Se llevará a Vrunalda a su Castillo en Austria y la presentará como su
                 hija, que ha abandonado la vida religiosa por haber sido prometida a un Conde
                 catalán. Durante cuatro años la integrará a las costumbres alemanas y le
                 suministrará toda la información sobre su reciente familia. Espero que al cabo de
                 ese tiempo, Vrunalda sea capaz de pasar por una Dama germana y responder a
                 todos los interrogatorios sobre su linaje. Por lo pronto, aquí ya hemos sustituido
                 las lápidas y adulterado las actas de defunción del monasterio, siendo así que
                 quien murió, y fue sepultada hace tres años, sería en este momento Vrunalda de
                 Palencia. ¿Qué opináis ahora de este plan?
                        La sonrisa iluminó los semblantes de los Hombres de Piedra, evidenciando
                 que confiaban plenamente en el plan de Rodolfo. Aprobaron cuanto éste había
                 propuesto, y escucharon respetuosamente el final de su exposición:
                        –Con respecto a Valentina, os diré que aún no he decidido nada y que
                 habrá que buscarle un esposo que reúna las condiciones requeridas por
                 nosotros. Mas, de cualquier manera, debe desaparecer definitivamente como
                 miembro de la Casa de Tharsis. Por lo tanto, os anuncio también que Valentina
                 de Palencia, monja domínica del convento de Fanjeaux, para todos los efectos
                 legales falleció aquella noche en que la  Peste azotó la Casa de Tharsis: su
                 muerte está asentada en las actas y posee su propia sepultura en el cementerio
                 de la Orden. Mientras preparamos su futuro, permanecerá oculta en una granja
                 que poseemos en San Félix de Caramán. Tal propiedad pertenecía a un Noble
                 del linaje de los Raimundos, que fuera quemado por Simón de Montfort durante
                 uno de sus avances hacia Tolosa: el único heredero vivo, hereje confeso, fue
                 obligado a ingresar de por vida en uno  de los monasterios de clausura de la
                 Orden de Predicadores. Tras su muerte, los derechos pasaron a la Orden, que
                 ahora ha decidido venderlos a un Caballero Romano deseoso de vivir en estas
                 regiones y poseedor de mucho oro para pagar. Ese Caballero, “Arnaldo Tíber”, no
                 es otro que nuestro pariente recién llegado de Bolonia, aquí presente: su misión
                 será, pues, llevar adelante la producción de la granja y reconstruir el Castillo, que
                 hoy se encuentra en ruinas; también deberá casarse con una Dama elegida entre
                 las familias de los Domini Canis. Valentina tendrá que pasar por su hermana, o
                 sobrina, hasta que su situación esté resuelta. Momentáneamente, se alojará allí
                 el Hombre de Piedra que viene de Toledo, y secundará en todo al supuesto
                 Caballero romano. Tened presente que seréis vasallos del Conde de Tolosa y,
                 por lo tanto, del Rey de Francia; mas, como la Orden de Predicadores se
                 reservará los derechos religiosos de la donación, vuestra espada estará en
                 realidad al servicio del Papa y de la  Iglesia. Y sugiero que acomodéis en el

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