Page 207 - El Misterio de Belicena Villca
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de su Casa; le sucede Adolfo de Nassau, quien sólo reina seis años trabado en
                 lucha con los hijos de Rodolfo; y sigue luego Alberto  I, que se entendería
                 pacíficamente con Felipe IV y convendría con éste en que el curso del Rin sería la
                 frontera entre Francia y Alemania. Nada podían hacer los Golen con estos
                 soberanos para enfrentar a una personalidad como Felipe el Hermoso; y ya
                 sabemos lo que podían esperar de los Reyes de Aragón y Sicilia. Quiero
                 mostrarle con esto, Dr. Siegnagel, que al  perder el control sobre el Rey de
                 Francia, la Estrategia de los Golen se veía seriamente comprometida.
                        Durante cincuenta años el  Circulus  Domini Canis aguardó su
                 oportunidad. Esta se presentó con Felipe  IV, sobre el que  ejercieron gran
                 influencia desde su infancia, dado el alto número de instructores del infante que
                 se contaban entre sus filas.  Al morir Felipe III, su hijo tenía diecisiete años y había
                 sido iniciado secretamente en la Sabiduría Hiperbórea. Es posible afirmar, pues,
                 que al comenzar a reinar, ya disponía de un proyecto claro sobre su misión
                 histórica; y tenía también a su lado los hombres que lo  asesorarían y le
                 permitirían ejecutar sus ideas. Porque conviene diferenciar claramente entre dos
                 objetivos, complementarios, que se ponen como meta en ese momento: uno es el
                 propuesto por el  Circulus  Domini Canis, y ya explicado, que procuraba,
                 simplemente, detener la Estrategia enemiga e impedir que los Golen concretasen
                 la Sinarquía del Pueblo Elegido; otro es un objetivo que, entonces, brotaba de la
                 Sangre Pura de Felipe IV, y  que consistía, como en el caso de Federico II, en
                 expresar en su más alto grado la Función Regia. Con respecto al segundo, no
                 hay que olvidar que en todo el linaje de los Capetos, al igual que en todas las
                 Estirpes Hiperbóreas, existía una misión familiar plasmada por sus remotos
                 antepasados en tiempos de la caída en el Pacto Cultural; y la Estirpe de Felipe IV
                 era de Sangre muy Pura, aunque sus últimas generaciones hubiesen estado
                 dominadas por los Sacerdotes del Pacto  Cultural, es decir, por los monjes y
                 Obispos Golen: aquella dinastía, en efecto, se iniciaba en 987 con el primer Rey
                 de Francia, Hugo Capeto, hijo de Hugo el Grande y nieto del Conde de París y
                 Duque de Francia, Roberto; éste era, a  su vez, hijo de Roberto el Fuerte,
                 miembro de la casa real sajona, investido por Carlos  el Calvo, nieto de
                 Carlomagno, con el título de Conde de Anjou, para que con sus tropas germanas
                 detuviese los ataques normandos. En Felipe IV renacía así, como había sucedido
                 con Federico II, un fruto que procedía de una misma raíz racial sajona y que se
                 había desarrollado ocultamente en el fértil campo de la Sangre Pura.
                        Se verá cómo ambos objetivos se  alcanzan conjuntamente; cómo la
                 Función Regia, asumida enteramente por  Felipe IV, deposita en la sociedad la
                 semilla de la  nacionalidad; y cómo las medidas tomadas en su gobierno,
                 medidas basadas en la Sabiduría Hiperbórea, iban a causar el fracaso de los
                 planes de la Fraternidad Blanca. Lamentablemente, Felipe IV no llegaría a ver
                 totalmente realizados sus anhelos por  el mismo motivo que tampoco los
                 alcanzara completamente Federico II: la Epoca no era propicia para la aplicación
                 integral de una Estrategia que sólo podría culminar con la Batalla Final contra las
                 Potencias de la Materia; una Epoca tal aún está pendiente en la Historia y quizá
                 ya estemos entrando en ella; pero Felipe IV se aproximó bastante, lo más que
                 pudo, a su objetivo; y en ese hecho innegable radica su Gloria.

                        En primer lugar de importancia los instructores Domini Canis revelaron al
                 infante en qué consistía la Función Regia del Pacto de Sangre, concepto que

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