Page 205 - El Misterio de Belicena Villca
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A todo esto, Martín IV descarga en 1284 el golpe que, piensa, será mortal
                 para el aragonés: mediante una Bula ofrece las investiduras de Aragón, Cataluña
                 y Valencia al Rey de Francia para uno de sus hijos no primogénito. Acepta Felipe
                 III en nombre de su hijo Carlos de Valois y se apresta a invadir Aragón. La
                 gigantesca empresa guerrera será financiada ahora por toda la Iglesia de
                 Francia. Y, como en tiempo de los Cátaros, Martín IV publica una Cruzada contra
                 el excomulgado Rey de Aragón: las órdenes benedictinas, cluniacense,
                 cisterciense y Templaria, agitan a Europa entera llamando a combatir por Cristo,
                 a cruzarse contra la abominable herejía gibelina de Pedro III. Pronto Felipe III, que
                 es también Rey de Navarra,  reúne en ese país un ejército  integrado por
                 doscientos cincuenta mil infantes y cincuenta mil jinetes, formado principalmente
                 por franceses, picardos, tolosanos, lombardos, bretones, flamencos, borgoñones,
                 provenzales, alemanes, ingleses, etc.
                        Con el concurso de cuatro monjes tolosanos que revelan a Felipe III un
                 paso secreto por los Pirineos, los Cruzados invaden Cataluña en 1285.
                 Rodeando al Rey, y animándolo permanentemente, van los principales Golen
                 cistercienses, que consideran esa guerra  cuestión de vida o muerte para sus
                 planes de dominación mundial: difícilmente aquel Rey, que en modo alguno
                 merecía el apodo de “el Atrevido”, se hubiese lanzado a la aventura de la cruzada
                 sin la insistencia sostenida de Martín IV y la presión de los Golen franceses. El
                 legado Papal advierte a Pedro III “que debe obedecer al Pontífice y entregar
                 sus Reinos al Rey de Francia”, a lo que el aragonés responde: “es fácil tomar
                 y dar Reinos que nada han costado. El mío, comprado con la sangre de mis
                 abuelos, deberá ser pagado al mismo precio”. En Cataluña la resistencia se
                 torna encarnizada; todas las clases sociales apoyan a Pedro III en lo que se
                 presiente como una Guerra Total. Los Caballeros aragoneses, los infalibles
                 ballesteros catalanes, los feroces guerreros almogávares, los sirvientes y
                 combatientes del pueblo, detienen, hostilizan e infligen permanentes derrotas a
                 los Cruzados. Al fin, una epidemia termina por desmoralizarlos y optan por
                 retirarse a los Pirineos. Pero en el Collado de Paniza los está esperando Pedro III,
                 que se ha adelantado a cortarles el paso, y se libra durante dos días la gran
                 batalla. El ejército francés resulta aniquilado: de los trescientos mil Cruzados sólo
                 cuarenta mil regresan vivos; el rey Felipe III muere en la campaña y a Francia le
                 será imposible ya la conquista de Aragón.  Es en estas circunstancias que
                 accede al trono de Francia Felipe IV, el Hermoso.


                 Trigesimoquinto Día


                        El 7 de Enero de 1285 muere Carlos  de Anjou, enfermo y desesperado.
                 En Marzo de 1285 fallece el Papa Golen Martín IV. Felipe III, Rey de Francia,
                 perece el 5 de Octubre de 1285. Y al finalizar aquel fatídico año, el 11 de
                 Noviembre de 1285, expira Pedro III de Aragón, el Rey que consiguió vencer a la
                 fuerza conjunta de los tres precedentes y frustrar en gran medida los planes de la
                 Fraternidad Blanca. A su muerte, sus Reinos se reparten entre sus hijos, ciñendo
                 Alfonso la triple Corona de Aragón, Cataluña y Valencia, y Jaime la de Sicilia,
                 sucedido por Fadrique I. Pero Juan de Prócida, y los Señores del Perro,
                 continúan asesorando a los Reyes de Aragón.

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