Page 263 - El Misterio de Belicena Villca
P. 263

Contrariamente a la canción infantil de la primera parte del mensaje, ésta
                 no producía una inmediata nostalgia sino un sentimiento de pudorosa curiosidad
                 en el prisionero. Al escuchar, viniendo quién sabe de dónde, en su antigua lengua
                 natal, la historia del galante Caballero, tan fuerte y valeroso, tan completo en la
                 batalla, y sin embargo tan dulce y melancólico, tan desgarrado interiormente por
                 el Recuerdo de A-mort, se sentía el  cautivo presa de esa  curiosidad pudorosa
                 que experimentan los niños cuando presienten las promesas del sexo o intuyen
                 los misterios del amor. ¡Podemos imaginar al prisionero cavilando, perplejo por el
                 enigma de la canción evocadora! Y podemos suponer, también, que finalmente
                 hallará una clave en aquel Anillo de Bodas... que según la canción jamás sería
                 usado en boda alguna. Por inducción, la idea del  anillo, le llevará a buscar y
                 encontrar la salida secreta.
                        Hasta aquí la alegoría. Debemos ahora destacar las relaciones analógicas
                 que ligan al prisionero con el Yo del hombre dormido.


                 Cuadragesimoquinto Día


                        Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
                        Con el fin de que la relación  analógica quede claramente evidenciada
                 procederé de acuerdo al siguiente método: primero afirmaré una premisa con
                 respecto a la historia alegórica del “prisionero”;  en segundo lugar afirmaré una
                 premisa referida a una situación análoga en el hombre dormido; en tercer lugar,
                 compararé ambas premisas y extraeré la conclusión, es decir, demostraré la
                 analogía. Se comprende que no puedo exponer  la totalidad de las
                 correspondencias sin riesgo de extenderme  indefinidamente. Por lo tanto sólo
                 destacaré aquellas relaciones que son imprescindibles para mi exposición y
                 dejaré, como ejercicio de imaginación, Dr. Siegnagel, la posibilidad de establecer
                 muchas otras.
                        Recuerde solamente que en el hombre dormido, el Yo perdido se
                 encuentra sumido en el sujeto anímico  consciente, es decir, confundido con el
                 sujeto anímico evolutivo o Alma. Aquí he preferido considerar al Yo perdido ligado
                 directamente a la  razón, es decir, al sujeto anímico  racional, en virtud de ser
                 este sujeto quien más cerca se encuentra del Mundo y quien primero recibe las
                 impresiones de los entes externos. Por “razón”, en todo caso, ha de entenderse,
                 “el sujeto anímico evolutivo” propio del animal hombre, quien evoluciona por la
                 acción confusa del Yo, esa manifestación del Espíritu encadenado.

                        - 1 -
                        a - El prisionero se encuentra a merced de sus guardianes, quienes lo
                 mantienen en perpetuo cautiverio.

                        b -  El Yo, del hombre dormido, es prisionero perpetuo de la “razón”, vale
                 decir, del sujeto anímico evolutivo.

                        c  - El “prisionero” y el Yo son análogos.

                        - 2 -

                                                           263
   258   259   260   261   262   263   264   265   266   267   268