Page 296 - El Misterio de Belicena Villca
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Pero no era tan sencillo lograr que el Gral, una vez ingresado en el plano
físico permaneciese simplemente ubicado en un lugar, por ejemplo en un altar.
Por su carácter atemporal, como reflejo del Origen, el Gral cual verdadero
diluyente universal lo atravesaría todo y se perdería de vista... especialmente si
para quien le mirase transcurriese el Tiempo del Mundo. El Gral no puede ser
asentado sobre ninguna substancia que fluya a impulso del Aliento del Logos, es
decir, que fluya temporalmente, pues se perdería en el pasado, ya que su
esencia está siempre en el Origen. ¿Qué hacer? Hay que “preparar” un asiento
material de manera tal que soporte al Gral aunque éste permanezca en el
pasado y aunque el Tiempo del Mundo transcurra efectivamente para dicho
asiento. ¿Puede construirse algo así? Solamente si entre la substancia del
asiento y el Gral se intercala un signo que neutralice la temporalidad. Esto
significa que el signo debe representar el movimiento inverso al empleado por
el Demiurgo para construir el Sistema Solar. Un signo así, que es el colmo de los
símbolos heréticos, fue empleado por los Dioses para construir el asiento del
Gral, al cual he llamado Vruna de Oricalco.
Atención a esto porque lo diré una sola vez: de la Vruna de Oricalco, que
es un signo muy complejo y de tremendo poder mágico, se deriva previa
mutilación y deformación, la Runa Swástika, de la cual se han escrito tantos
disparates.
Para construir el asiento del Gral se optó por una piedra cristalina de color
azul violeta, semejante a un ágata. En su parte superior, en una zona ligeramente
cóncava, se engastó una Vruna de Oricalco hábilmente cincelada por los Dioses
Leales. Y una vez concluido el asiento se lo depositó fuera de las murallas de la
isla, en dirección a la porta infernalis, pero a muchas millas de allí, en una
región continental.
Será difícil que alguien pueda imaginar el maravilloso espectáculo del Gral
descendiendo en los siete infiernos. Tal vez si se piensa en un Rayo Verde, de
brillo cegador e influencia gnóstica sobre el vidente, ante quien los Demonios
giran sus fieros rostros helados de espanto; un Rayo que, cual hoja segadora de
invencible Espada, va rasgando los cuatrocientos mil mundos del Engaño
buscando el Corazón del Enemigo; una Verde Serpiente Voladora que porta entre
sus dientes el Fruto de la Verdad, hasta entonces negada y ocultada; si se piensa
en el Rayo, en la Espada, en el Fruto, en la Serpiente, tal vez así sea posible
intuir lo que ocurrió en aquel momento crucial cuando la Verdad fue puesta al
alcance de los Espíritus cautivos. Sí porque desde que el Gral se asentó sobre la
Vruna de Oricalco el Arbol de la Ciencia quedó plantado al alcance de aquellos
que, completamente confusos, vivían en el Infierno creyendo habitar un Paraíso.
¡De ahora en adelante podrían comer su fruto y sus ojos serían abiertos!
¡Aleluya por Kristos Lúcifer, la Serpiente del Paraíso! ¡Aleluya por
aquellos que comieron del Fruto prohibido: los hombres despiertos y
trasmutados!
¿Cuál fue el siguiente paso de los Dioses? Previamente a la caída del
Gral, pero cuando este fenómeno ya estaba ocurriendo en otros planos, aplicaron
la ley del cerco a las murallas de la isla aislando el área interior de la exterior.
Para comprender el efecto que tal acción estratégica produjo hay que tener
presente que ésa era la primera vez que se liberaba una plaza en el Sistema
Solar. Cuando un anillo de fuego pareció brotar de las imponentes murallas y ya
no se vio más hacia el interior de la isla, envuelta en una extraña nube vibratoria
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