Page 301 - El Misterio de Belicena Villca
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camino se inicia en el Gral. A la Casa de Tharsis, por ejemplo, los Atlantes
blancos prometieron que un día, cuando la Sangre de los Señores de Tharsis
estuviese lo suficientemente purificada, un Noyo o una Vraya verían en la Piedra
de Venus la señal Lítica de K'Taagar, que indicaría el momento de partir: tal
Señal mostraría, según se va viendo, el camino hacia el Valhala, la Morada de los
Dioses Leales.
Pero no debe pensarse por esto que la Luz del Gral apunta a la salvación
individual de los hombres dormidos, para ello se dispone del “Canto de los
Dioses” y de las siete Vías secretas de liberación espiritual. Por el contrario,
dentro de la Estrategia Odal el Gral debe cumplir el rol fundamental de restaurar
la Función Regia, o sea: debe servir a un propósito racial o social. Por eso el
Gral será requerido en todos los casos en que se intente instaurar el Imperio
Universal o cualquier otro sistema de gobierno basado en la aplicación social de
la ley del cerco: monarquía, fascismo, nacionalsocialismo, aristocracia del
Espíritu, etc.
Los hechos históricos que conducen a la “búsqueda del Gral”, siempre
semejantes, pueden resumirse simbólicamente como sigue. En principio el Reino
es “terra gasta” o el “Rey está enfermo” o simplemente el trono ha quedado
acéfalo, etc. Pueden haber muchas interpretaciones, pero esencialmente el
símbolo se refiere a un agotamiento o decadencia en el liderazgo carismático y a
un vacío de poder, sea que al Gobierno lo ejerza un Rey, Casta o Elite. Los
mejores Caballeros parten a “buscar el Gral”, en un intento por poner fin a los
males que aquejan al Reino y lograr que retorne el antiguo esplendor. Sólo uno
consigue encontrar el Gral y devolver el bienestar al Reino, ya sea “curando al
Rey” o “coronándose a sí mismo”. Curiosamente el Caballero triunfante siempre
es presentado como “tonto”, “loco puro”, “ingenuo”, pero especialmente como
“plebeyo”.
Los “mejores Caballeros” equivalen aquí a cualquiera de las múltiples
fuerzas sociales que se aprestan a lanzarse sobre la Función Regia cuando
existe acefalía o vacío de poder. Finalmente “uno de ellos” triunfa y restablece el
orden en el Reino; “era el plebeyo y ahora es Rey, con la aprobación y el
consentimiento del pueblo”. En mi interpretación esto significa, evidentemente,
que una “fuerza social” ha predominado sobre las restantes (los “otros
Caballeros”) y ha reemplazado el orden existente (que estaba entre-dicho) por
un Nuevo Orden, unánimemente aceptado por el pueblo. Pero si el problema
se reduce a una mera lucha por el poder: para qué necesita el nuevo Rey (o
nueva Elite, Aristocracia, Casta, etc.) encontrar el Gral?: porque el Gral
confirma a la Función Regia.
Cuando en tiempos de crisis una Elite o un Líder carismático accede al
poder, con intenciones de restauración regia, debe apresurarse a legalizar su
situación pues sino otra Elite o Líder vendrá a cuestionar sus títulos e intentará
también ocupar el lugar vacante, sucediéndose así una interminable serie de
batallas, políticas o militares. Pero si hay lucha por el Poder nadie tiene su
control y puede ocurrir que al final el Reino acabe dividido entre varias facciones.
Es necesario dirimir la cuestión, consultar a un juez infalible, a una autoridad
indiscutida y trascendente. Aquí es donde se plantea la necesidad de recurrir al
Gral. ¿Por qué el Gral? Porque el Gral es también la Tábula Regia, la “lista de
Reyes”; él dice quién debe gobernar, a quién le corresponde regir, porque él
revela quién tiene la Sangre Más Pura. Pero esta revelación no es simplemente
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