Page 302 - El Misterio de Belicena Villca
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oracular y arcana sino que por mediación del Gral la pureza del Líder, su derecho
a la Conducción, será conocida por todos y reconocida por todos,
carismáticamente. De allí que el loco puro, de linaje hiperbóreo pero de Estirpe
plebeya, luego de “encontrar el Gral” sea “reconocido por el pueblo” como Rey
indiscutido.
Cuando un linaje hiperbóreo confía en la luz del Gral para la elección de
sus Líderes puede decirse con propiedad que se sucederá una dinastía de
“Reyes del Gral”. Durante el reinado de uno de estos puede pasar que el linaje
alcance un grado tan elevado de pureza, que se haga digno de obtener la
custodia de la Vruna de Oricalco. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en el siglo XIII en
el Condado francés de Toulouse cuando la Vruna de Oricalco fue confiada a los
Perfectos Cátaros. Se alegará, contra esta afirmación, que los Cátaros eran
maniqueos, es decir, herederos de una tradición gnóstica, y que ése es el motivo
por el cual fueron aniquilados, existiendo sólo una relación circunstancial entre
ellos, los Condes de Toulouse y la población occitana. Tal argumento, de origen
Golen moderno, intenta desviar la atención del hecho más importante de la
epopeya cátara: su relación con el Gral. El hecho de que fuesen gnósticos, cosa
que nadie discute, y de que enseñasen una de las siete Vías secretas de
liberación basada en la Canción de A-mort de los Dioses Leales, origen de la
Cultura de los trovadores, cosa que pocos conocen, no explica para nada su
relación con el Gral. El Gral, en el marco de la Estrategia Odal, tiene un sentido
puramente racial. Si la Vruna de Oricalco fue confiada a los Cátaros, es porque
estos participaban activamente en técnicas de trasmutación colectiva, las que no
pueden excluir a la Función Regia, y no simplemente “porque eran de filiación
gnóstica”.
Un Tema conectado con la propiedad que posee el Gral de ser Tábula
Regia es el del Mesías Imperial y su imitación: el Mesías Judío. En principio diré
que se es Rey del Gral por la pureza de sangre, atributo absolutamente individual
que no depende ni de la Raza, ni de la Estirpe, ni de ningún otro patrimonio
material. Un Rey del Gral exhibe virtudes puramente personales tales como el
Valor, la Intrepidez o el Honor y jamás fundamenta su prestigio en las posesiones
materiales o en el valor del oro. La autoridad de un Rey del Gral, por estas
razones, proviene exclusivamente de su carisma personal, el que se extiende al
resto del pueblo merced a la “vinculación” que se establece entre el Rey y cada
uno de ellos, en su sangre, por mediación del Gral: ése es el principio de la
Mística psicosocial. Por eso un Rey del Gral, en su comunidad, es reconocido
por el pueblo. Naturalmente que todos los pueblos tendrían su Rey del
Gral si la acción de la Sinarquía y de la Raza hebrea, con su “Democracia”,
“Socialismo”, “Comunismo”, etc., no hubiesen usurpado la Función Regia. De
todos modos cabe preguntar: ¿habría, a nivel universal, para los linajes
hiperbóreos, la posibilidad de que un Rey del Gral fuese reconocido por todos?
Se trataría aquí de una persona de innegable pureza cuya majestad resultaría
evidente para todos los linajes de la tierra, los que podrían aceptar o no su
potestad pero a quien no podrían negar el derecho de regir. Bien; es fácil
responder que el único Señor que acredita, para todos los linajes hiperbóreos, tal
derecho, es Kristos Lúcifer. Si El se presentase ante los linajes hiperbóreos, su
derecho a Regir por la Sangre, basado en su innegable pureza, podrá ser
aceptado o rechazado, pero jamás desconocido.
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