Page 388 - El Misterio de Belicena Villca
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El Pucará del Tilcara, en la Provincia de Jujuy, Argentina.

                        Los recién llegados ocuparon la plaza y se abocaron a preparar una
                 eventual  Defensa Mágica: proyectarían sobre la muralla de piedra el
                 principio del Cerco y, sobre él, plasmarían una de las Vrunas de Navután;
                 obtendrían así la Muralla Estratégica,  invulnerable frente a la Estrategia
                 espacial y temporal de los españoles dormidos; luego realizarían la
                 oposición estratégica contra la piedra referencial, contra el meñir de Tharsy,
                 y toda el área se tornaría culturalmente invisible: entonces nunca podrían ser
                 descubiertos por los hombres dormidos. ¿Cómo conseguir que tal protección
                 fuese permanente?: practicando la Agricultura Mágica, herencia de los Atlantes
                 blancos, en el área exterior de la Muralla Estratégica. Al germinar, crecer y
                 madurar, las semillas cuya información genética ha sido alterada por el
                 poder trasmutador del Espíritu Increado, no responden a su fin arquetípico,
                 al modelo que se encuentra en el Cielo actual, sino a un Paradigma propio
                 de otro Cielo, a un molde de otro Mundo: y ese Cielo desconocido es el que
                 rige luego el Microclima de la Plaza Liberada, sosteniéndola fuera del
                 alcance visual o físico del Enemigo.
                        Tales precauciones no estaban de más pues, si bien Diego de Almagro no
                 representó peligro alguno, y obtuvo el  triste fin que mencioné, ocho años más
                 tarde se presentaría otro Enemigo, quien venía con la intención manifiesta de
                 localizar el refugio de los Señores de Tharsis. En 1543, en efecto, el Gobernador
                 del Perú, Cristóbal Vaca de Castro, sabedor de la infructuosa persecución llevada
                 a cabo por Almagro, decide intentar mejor suerte mediante una nueva expedición.
                 Oficialmente, se intentará explorar y ocupar el territorio del Tucumán, pero
                 secretamente el objetivo principal consistirá en la búsqueda de los “otros blancos”
                 y de la Ciudad de los Césares. El hombre de confianza de Vaca de Castro es el
                 Capitán Diego de Rojas, español de Burgos que participara en la conquista de
                 Nicaragua y que entonces se encontraba, a  la sazón, en La Plata, o Sucre.
                 Desde 1542 hasta 1543 se prepara la expedición, que al final sólo contaría con
                 200 hombres, aunque bien pertrechados, y se recogen datos sobre los pueblos
                 de la Quebrada de Humahuaca y el país del Tucumán. Rojas, al igual que Vaca
                 de Castro, sospecha que Almagro fue engañado por los  indios y que “el Rey
                 Blanco” huyó hacia el Sur, en dirección al Tucumán.  Por eso, a pesar de que,

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