Page 391 - El Misterio de Belicena Villca
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Sabia; Yo misma fui Vraya por diez años, los últimos cinco en compañía de mi
hijo Noyo. Pues bien, Dr. Siegnagel, para acabar la narración de manera clara
sólo cabe agregar una palabra sobre la reacción del Enemigo, que en estos
siglos no olvidó ni por un instante a los Señores de Tharsis y a la Espada Sabia;
ni tampoco a la Estirpe de Skiold.
Al parecer, explorando pacientemente los Registros Culturales de miles de
Mundos de Ilusión semejantes a éste, la Fraternidad Blanca consiguió reconstruir
con bastante aproximación los pasos dados por Lito de Tharsis en América. Supo
que el linaje de Skiold se había dirigido a un Valle Secreto de la Provincia de
Jujuy, cuya entrada estaba sellada con las Vrunas de Navután, y que Lito de
Tharsis prosiguió en cambio hacia Tucumán, perdiendo empero todo rastro de su
ulterior destino. Ante tal certeza, la Orden de Melquisedec dispuso que decenas
de sus mejores agentes se distribuyesen en las zonas donde pudiesen estar
ocultos los Hombres de Piedra o en los sitios por donde podrían emerger en el
Futuro. La Espada Sabia, y la Corona del Rey Kollman, con sus malditas Piedras
de Venus, constituirían una ventaja estratégica en la Batalla Final que de ningún
modo los Demonios de Chang Shambalá podrían permitir. Pero los Mundos de la
Ilusión son millones y, en todos, los argumentos arquetípicos, las historias de la
Historia, se desarrollan simultáneamente. Sólo en uno de tales Mundos sucede la
trama que será Real al Final, cuando el Señor de la Guerra la afirme desde el
Principio, según predijera el Capitán Kiev en San Félix de Caramán. La
Fraternidad Blanca sabe que así ocurrirá pero no puede conocer a priori cuál será
el Mundo Real de los Señores de Tharsis; y por eso, mientras tanto, se ve
obligada a desplegar sus agentes infernales, sus Maestros, Sacerdotes, e
Iniciados, en torno de la antigua ruta que Lito de Tharsis tomara en América; y en
muchos Mundos a la Vez. Pero esta vez procurarán evitar “cometer errores”: para
eso han determinado que cualquier señal de los Señores de Tharsis, o de Skiold,
sea comunicada a Chang Shambalá, con el fin de que Bera y Birsa en persona se
ocupen de tan vital asunto. Y así será, Dr. Siegnagel: en pleno Siglo XX, pero al
igual que hace miles de años en Tharsis, los Demonios Inmortales se acercarán a
los hombres despiertos para consumar su atroz venganza. Y a Ellos, como
antaño, sólo los salvará la Sangre Pura, el Recuerdo del Origen que libera al
Espíritu Increado. Los que tengan su Espíritu orientado quizás mueran ahora a
manos de los Demonios, como Yo misma seguramente moriré; pero entonces
sólo conseguirán matar el cuerpo animal en un Mundo, sólo obtendrán un pellejo
vacío, vana victoria; al final, cuando sobrevenga la Batalla Final, y el Señor de la
Guerra afirme la Realidad del Mundo del Espíritu, todos los que hemos muerto
por la causa del Espíritu estaremos Vivos para marchar fuera del Universo de El
Uno, pasando por sobre las Potencias de la Materia, mientras a nuestras
espaldas se desencadena el Holocausto Final de los Demonios del Alma.
Y así llegamos al Siglo XX, Dr. Siegnagel, rodeados por todas partes de
agentes de la Fraternidad Blanca. Sin embargo, mientras la Espada Sabia o la
Corona del Rey Kollman permaneciesen tras los cromlech, los Demonios no
podrían relacionarlas con el Tiempo y no sabrían en qué mundo actuar.
Podíamos, pues, movernos relativamente sin ser notados, pero las cosas
cambiarían en los últimos años, cuando el Capitán Kiev se hiciese presente para
adelantar instrucciones sobre la Batalla Final.
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