Page 396 - El Misterio de Belicena Villca
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conducida por Navután, el Señor de la Guerra, y supervisada por Ama, la
                 Virgen de Agartha, señalará el Final de la Fraternidad Blanca y de su
                 infernal Morada Solar, la Llave Kâlachakra de Chang Shambalá.
                        Resumiendo, vuestra misión consistirá en transportar la Espada
                 Sabia a la Caverna Secreta, en el Valle sobre el Soto. La Epoca se presenta
                 como la menos propicia para ejecutar tal operación, y por eso habréis de
                 desarrollar tácticas separadas: uno de vosotros llevará la Espada Sabia, en
                 tanto que el otro servirá de señuelo para distraer la atención del Enemigo.
                 Quien realice lo primero, deberá emplear con maestría la Vía de la Oposición
                 Estratégica para desplazarse con su valiosa carga. Vale decir, que primero
                 dispondrá de una alforja con  un surtido suficiente de  lapis oppositionis, o
                 sea, de piedras arquetípicamente indeterminadas, de piedras poseedoras de
                 una dimensión ilimitada, infinita, obtenida por la plasmación del Signo del
                 Origen que vosotros proyectaréis sobre ellas. El Iniciado que tal haga, se
                 moverá sobre un camino estratégico, impredecible para el Enemigo, aún
                 cuando El sepa que La Piedra de Venus se está desplazando entre los
                 Mundos de Ilusión. Irá siempre aislado por el Arquémona Vrúnico Infinito, y
                 colocará, tras cada tramo de distancia estratégica del Laberinto, un  lapis
                 oppositionis en el camino: dejará así un obstáculo insalvable para el
                 Enemigo, una Piedra de Tropiezo y  Desviación, una prueba del Infinito
                 Actual del Espíritu Eterno. El Principio Increado del obstáculo, del  lapis
                 oppositionis, causará el desconcierto absoluto del Enemigo: frente a él no
                 hay referencia posible, todos los Mundos se confunden, la Ilusión se torna
                 Uno. Y mientras que el Enemigo se recupera, e intenta localizar el rastro, el
                 Iniciado Hiperbóreo avanzará en oposición a las Potencias de la Materia un
                 nuevo meandro del Laberinto, situando entonces otro lapis oppositionis tras
                 de sí. Sólo así, si se mueve en oposición estratégica, y cuenta con el
                 concurso de otro Iniciado que se  desplace simultáneamente hacia una
                 dirección diferente, atrayendo sobre sí el interés del Enemigo, conseguirá
                 llevar la Espada Sabia al Valle de la Candelaria.
                        El segundo Iniciado Hiperbóreo también llevará algunos  lapis
                 oppositionis, pero los irá plantando en distancias más extensas, dando
                 tiempo al Enemigo para que siga su rastro y crea que la maniobra es llevada
                 a cabo por un solo Hombre de Piedra, al que tarde o temprano se
                 conseguirá capturar. Por supuesto que si ello ocurre, si el Enemigo logra
                 apoderarse del Segundo Iniciado, la operación estará cumplida de todos
                 modos, pero nadie lo salvará de las represalias de los Demonios Inmortales.
                 Estos son los riesgos que habréis de correr para cumplir con la orden del
                 Señor de la Guerra. ¡A vosotros os  toca decidir quién llevará la Espada
                 Sabia y quién distraerá al Enemigo, y descubrir la oportunidad, el kairos, para actuar!
                        Señores de Tharsis: He dicho cuanto tenía que decir y no conviene,
                 por motivos estratégicos, agregar nada más. Os reitero el saludo de
                 Navután y me despido hasta la próxima  coincidencia en el Kairos de la
                 Batalla Final. ¡Gracia y Honor, Sangre de Tharsis! –nos deseó nuevamente el
                 Señor de Venus, levantando el brazo derecho para expresar el Bala Mudra.
                        –¡Salve, Capitán Kiev! –respondimos, practicando también el Bala Mudra,
                 que siempre fue el saludo secreto de la Casa de Tharsis.



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