Page 401 - El Misterio de Belicena Villca
P. 401
pero estoy persuadida que al saber que se lo requiere con urgencia no tardará en
aparecer. Así, pues, le sugiero no innovar en la situación y aguardar el resultado
de estas medidas. No obstante, me agradaría saber algo concreto acerca de los
cambios desfavorables para nuestra causa que me ha mencionado, a fin de
fundamentarle a Noyo la importancia de la convocatoria.
–Veo que es Ud. razonable, Señora Belicena –se esperanzó el Capitán– y
por eso le suministraré la información que me solicita. La cuestión es muy simple:
las fuerzas nacionalistas y patriotas que se habían movilizado en defensa de la
Nación, han sido traicionadas desde la cúpula del Gobierno. Los Jefes máximos
de las Fuerzas Armadas han pactado con las organizaciones ocultas partidarias
del Gobierno Mundial y han decidido entregar el país para un saqueo financiero
que destruirá las bases económicas de la sociedad. Mientras este siniestro plan
se elaboraba y llevaba a cabo, las únicas fuerzas nacionales capaces de
reaccionar fueron entretenidas en una estéril lucha contra organizaciones
insurgentes cuyos auténticos cabecillas jamás dieron la cara. Con esto se
consiguió sólo desprestigiar a las Fuerzas Armadas y neutralizar su futura
reacción. Hemos vencido militarmente pero seremos inexorablemente derrotados
en el terreno político, ya que los problemas económicos que surgirán de la
política monetarista y sinárquica que desarrolla el Gobierno causarán que la
sociedad olvide el objetivo honorable de nuestra lucha y nos acuse de la miseria
subsiguiente, una realidad que los obsesionará porque tocará diariamente sus
bolsillos y sus estómagos. –El Capitán Fernández se hallaba evidentemente
inspirado y, por momentos, me recordaba a las palabras del Capitán Kiev.
Estábamos entonces a fines de 1979, sólo dos años después de su aparición en
el Cromlech de Tafí del Valle, y no sólo sus anuncios se estaban cumpliendo al
pie de la letra, sino que existían mentes esclarecidas capaces de comprender la
realidad y descubrir también los planes del Enemigo.
–Pero esto no es todo –prosiguió el Capitán Fernández–. Lo más grave es
que, concluida la lucha antisubversiva en el terreno militar, único campo en el que
se nos permitió intervenir, el Gobierno considera que los grupos nacionalistas de
las Fuerzas Armadas representan un peligro potencial para los planes
sinárquicos y ha decretado su inapelable destrucción. Y esta ofensiva ya ha
comenzado con la selección ideológica de los mejores expertos en lucha
antisubversiva de los Servicios de Inteligencia, su aislación con vistas a
presentes y futuras purgas, e inclusive con su asesinato, ejecutado por miembros
de Servicios Secretos extranjeros convocados especialmente para tal efecto. Así,
poco a poco, han surgido grupos sinárquicos en los Servicios de Inteligencia, con
personal entrenado, o directamente a su servicio, por agentes de Israel (del
Mossad o el Shin Beth); de E.E.U.U. (la C.I.A o el F.B.I.); de Inglaterra (el MI-5,
MI-6, I.S.); de la Unión Soviética (K.G.B., G.R.U.) etc. Y son estas organizaciones
las que la están persiguiendo a Ud. Señora Belicena. Es por eso que urge aclarar
las cosas mientras podamos, pues es probable que a muy breve plazo nuestros
Camaradas sean completamente neutralizados y radiados del Servicio activo,
para después ser vendidos vilmente a las mismas fuerzas subversivas contra las
que combatimos durante años. Creemos que el Gobierno planea transferir el
Poder a políticos socialdemócratas o socialistas, que permitirán a la izquierda
adquirir la libertad y el poder suficiente como para destruir a las reservas morales
de la Nación, que estaban especialmente concentradas en las Fuerzas Armadas.
Sin embargo estos hombres, que en el fondo son cipayos al servicio de la
401