Page 577 - El Misterio de Belicena Villca
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dedicado al Culto de Rigden Jyepo, donde sería sacrificado recién cuatro días
después, cuando la luna hiciese su transición al cuarto menguante. ¡Oskar aún se
hallaba con vida! De forma inesperada disponíamos ahora de un precioso lapso
de tiempo para estudiar el rescate.
Naturalmente que todo había sido planeado por Schaeffer en combinación
con los duskhas: para evitar el compromiso de entregar abiertamente a Oskar lo
hizo caer en una infame trampa, de tal efecto que éste ignoraba, hasta el
momento, que fuese traicionado por su Jefe. Pero no sería a Oskar a quien
pretendía engañar Ernst Schaeffer, ya que moriría de todos modos, sino a
algunos oficiales alemanes que evidentemente desconocían sus planes. ¡El
canalla se aseguraba así una brillante coartada, ya que los mismos informarían a
su regreso a Alemania que “el Kamerad Oskar Feil había desaparecido en
acción”, en el curso de la Operación Altwesten !
Esto fue lo que acortó la estadía de la expedición en el Ashram, pues
Schaeffer no quería correr el riesgo de que los engañados fuesen a descubrir por
casualidad que Oskar estaba prisionero de los duskhas. Precisamente, con la
complicidad de los duskhas, que se prestaron hipócritamente a la farsa, dieciocho
de sus Camaradas batieron palmo a palmo toda la zona durante dos días
tratando de encontrarlo. Al parecer, sólo cuatro oficiales compartían los objetivos
secretos de Schaeffer.
La eficacia de aquel kâulica para espiar a Schaeffer procedía de que no
era un mero porteador tibetano, aunque se desempeñara como tal por orden de
sus Gurúes, sino un sudafricano de origen nepalés que comprendía
perfectamente el inglés, el alemán, y el holandés. Su familia, de Raza gurka, es
decir, indoaria, desertó durante la guerra de los boers y se refugió en territorios
alemanes, huyendo finalmente a Bután después de 1918, cuando Alemania fue
despojada de sus colonias. Tanto él, cuyo nombre era Bangi, como su hermano
Gangi, fueron confiados de niños al cuidado de los monjes kâulikas, quienes los
Iniciaron en el Tantra y finalmente los destacaron en Lhasa, como agentes
secretos al servicio del Dharma Rajá de Bután. Allí lograron ser contratados por
Schaeffer, que los tomó por sherpas, sin reparar en la diferencia de Raza. Pero
ellos no eran sherpas sino dos guerreros gurkas que profesaban un odio medular
hacia los ingleses y que aguardaban pacientemente alguna nueva guerra
británica para alistarse en el bando contrario.
Los espías lograron escuchar las exigencias que el traidor planteaba a los
Lamas del Bonete Kurkuma y oyeron como el Maestro Djual Khul terciaba en su
favor, conviniendo en atravesar cuanto antes el Cancel de Shambalá. También se
enteraron de la existencia de “una ofrenda a Rigden Jyepo” propiciada por Ernst
Schaeffer y comprendieron que Oskar Feil había sido entregado mediante una
estratagema. En vistas que sus compañeros kâulikas no llegaban a tiempo para
impedir el sacrificio, tratarían de averiguar dónde estaba el prisionero a fin de
prestarle ayuda, cosa harto difícil en aquella aldea habitada por 2.000 duskhas y
500 Lamas.
Ambos hermanos se entregaron a observar los alrededores del Monasterio
con la mayor cautela, presumiendo con acierto que el prisionero habría sido
encerrado en distinto sitio del que ocupaban los expedicionarios. En efecto,
comprobaron que uno de los Templos exteriores, situado sobre un islote del lago
Kyaring, estaba cerrado y custodiado por guardias armados.
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