Page 629 - El Misterio de Belicena Villca
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artículo de consumo para sus apetitos insaciables! He aquí el principio
                 equivalente al del valor de  los pueblos en el modelo  grecorromano: para los
                 cartagineses, ingleses y yanquis, los pueblos sometidos no tienen el valor en sí
                 mismos sino  en la medida en que  sean útiles al Imperio  . Así, el pueblo
                 conquistado o dominado resulta esclavizado, humillado, deshumanizado, vaciado
                 de su propio valer, transformado en herramienta, en utensilio: vale mientras
                 sirve . Principio judaico del valor que no es casual hallar en la cúspide del
                 imperialismo anglosajón. Si un pueblo “colonial”  sirve, entonces debe ser
                 explotado sin límites; si puede servir, entonces debe ser adoctrinado para que
                 brinde utilidad, lo que representa una inversión que habrá que proteger y recobrar
                 con intereses. Si algo se opone a la explotación, debe ser neutralizado: si no se
                 procediese así, se justificarán hipócritamente, no se estaría “ayudando” a
                 ese pueblo a recobrar su valor, es decir, su utilidad . El hombre tiene un
                 precio, como las mercancías: vale por lo que hace, y puede valer más por lo
                 que es capaz de hacer. El Imperio cartaginés-anglosajón se comprometerá a
                 extraer el máximo valor utilitario de los pueblos, concediéndoles la posibilidad de
                 valer mucho produciendo mucho. Lo que se oponga a esta magnánima concesión
                 de los que detentan el Poder del Mundo, será destruido: en bien de los que están
                 sometidos pero pueden demostrar su valor; en defensa de la posibilidad de ser
                 útil a los imperialistas,  posibilidad a la que denominan seriamente “libertad
                 democrática”. ¿Y qué es lo que se opone a que ese pueblo que nada vale, se
                 valorice siendo útil al Imperio, sirviendo, produciendo, permitiendo que el Imperio
                 se apodere de sus riquezas, si las tiene, o guardándose de gastarlas en provecho
                 propio si el Imperio las necesita ahora o mañana?
                        ¿Es su Cultura propia el obstáculo? Pues será reculturalizado por todos los
                 medios posibles ¿Es la conciencia nacional el enemigo? Pues se atacará la
                 esencia del Ser nacional: se comenzará por desprestigiar o negar lo bueno propio
                 y se exaltará lo bueno ajeno; contrariamente, se disminuirá lo malo ajeno y se
                 exaltará hasta la exageración lo malo propio; así entrará en colapso la confianza
                 en el Destino nacional, y  el pueblo creerá apabullado que  la distancia cultural
                 entre la debilidad nacional propia y la fuerza y grandezas ajenas es insuperable.
                 El segundo paso consistirá en atacar específicamente los soportes del Ser
                 nacional: la territorialidad, los símbolos patrios, las tradiciones, etc. Se
                 desplazarán o amenazarán las fronteras para crear la sensación de que la Nación
                 “no está terminada”, que es algo a medio construir, que no existe; se calumniarán
                 los prohombres de la Patria, que mal o bien contribuyeron a su existencia, para
                 que el pueblo se avergüence de su pasado; se presentarán a la comparación, en
                 cambio, a los contemporáneos imperialistas de aquéllos, para que el pueblo
                 repudie a sus próceres y admire a los  gringos, y se lamente ¿qué hacíamos
                 nosotros, mientras ellos construían sus poderosos Imperios?
                        ¿Es la unidad racial el impedimento? Se bastardizará al pueblo
                 favoreciendo la inmigración de Razas inferiores. ¿Es la unidad nacional? Se la
                 desintegrará sobornando o comprando dirigentes, enfrentando a unos con otros,
                 y creando el caos, la evidencia de que  “se trata de un pueblo en el que sus
                 miembros no pueden ponerse de acuerdo entre sí”.
                        Como ves, neffe, el modelo cartaginés demuestra todo un  modus
                 operandi en la acción de los imperialistas. Mientras que en el modelo
                 grecorromano “el más valioso era el  más valiente”, y los pueblos valerosos
                 podían crecer y desarrollarse sin problemas, según sus propias pautas culturales,

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