Page 630 - El Misterio de Belicena Villca
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en el modelo cartaginés-anglosajón hay que aplicar permanentemente el principio
                 “vale mientras sirve”, lo que obliga a someter a los pueblos vencidos, o
                 dominados, mediante las prácticas más viles. Y aquí llegamos también al meollo
                 de la cuestión: el soporte jurídico del principio anterior, y de cuantos constituyen
                 el Imperio cartaginés-anglosajón, es el Principio de los principios sinárquicos, el
                 Principio Supremo que es piedra fundamental de la estructura juridicosocial del
                 Estado sinárquico: el Principio de la División.
                        ¿División de qué? De todo, porque el Principio de la División otorga al
                 Emperador o Rey, cartaginés, inglés o yanqui, el derecho a dividir la estructura
                 de los pueblos. Hay que comparar de inmediato, para que salten las diferencias:
                 el Principio del Honor de los imperialistas grecorromanos era esencialmente ético
                 y creaba la  obligación de procurar el bien común, de valorizar el valor del
                 valeroso; por el contrario, el Principio de la División de los imperialistas
                 cartagineses-anglosajones era fundamentalmente jurídico y amoral y generaba el
                 derecho a dividir para asegurar el valor de los que sirven, para proteger la
                 libertad democrática de valer siendo útil, produciendo, sirviendo.
                        Aquí están las diferencias fundamentales de ambos modelos: lo ético
                 contra lo jurídico y amoral; la obligación moral de procurar el bien común, contra
                 el derecho amoral de dividir el bien común para extraer su valor utilitario. El
                 imperialismo grecorromano producía “ciudadanos del Imperio”, honroso título que
                 de ningún modo menoscababa su nacionalidad u orgullo racial. El imperialismo
                 cartaginés-anglosajón modela “ciudadanos del Mundo”, ambiguo y deshonroso
                 título que la más de las veces oculta la traición inconfesable.
                        A los ciudadanos del Imperio ya los conocemos por la Historia. Es de
                 interés, en cambio, saber ¿cómo son los “ciudadanos del Mundo”, título análogo
                 al de “esclavo de la Sinarquía”? Pues, se trata de seres que han sido
                 conformados de acuerdo al modelo cartaginés-anglosajón, vale decir, seres que
                 han padecido todos los modos del Principio de la División. Son habitualmente
                 internacionalistas porque su nacionalidad ha sido dividida y disgregada: creen
                 que lo  internacional salva la diferencia entre los pueblos. Son decididos
                 pacifistas porque su estructura psíquica fue  dividida froideanamente y su
                 instinto guerrero calificado de “tendencias agresivas primitivas que se originan en
                 el cortex, el cerebro animal, y surgen a través del Inconsciente”: para la Cultura
                 psicoanalítica, el instinto guerrero es  un impulso vergonzoso, casi animal,
                 sumamente peligroso “porque puede encarnarse en el Mito del Héroe” y tornarse
                 dominante en la conciencia; quienes están así adoctrinados, identifican guerra
                 con salvajismo, y creen que la paz debe conseguirse a cualquier costo pues en
                 ese estado social es posible demostrar la  utilidad sirviendo al imperialismo
                 pacifista, Gobierno Mundial, Sinarquía, o  como quiera que se llame el sistema
                 que los explote. Estos ejemplares son daltónicos a la nacionalidad y se les ha
                 bloqueado el instinto guerrero; carecen por lo tanto de heroicidad, de capacidad
                 de reacción patriótica, son seres psicológicamente mutilados que creen en la
                 unión de varios conceptos imposibles  de unir bajo un imperialismo cartaginés-
                 anglosajón: paz, felicidad, creación, progreso, libertad, civilización del amor,
                 fraternidad universal, etc. Naturalmente, en nuestra Epoca, pueden ser buenos
                 comunistas o buenos liberales, indistintamente.
                        Pero además de  internacionalistas o  pacifistas pueden ser
                 colaboradores del sistema imperial cartaginés, trabajando desde adentro de sus
                 Naciones, en las que no creen, para favorecer la contribución de valor utilitario

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