Page 632 - El Misterio de Belicena Villca
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también debe ser Rey, porque el Principio de la División otorgará el derecho sólo
a Soberanos del modelo cartaginés.
El hombre que reunía esas condiciones era, por supuesto, el Rey
Salomón:
“Tu siervo Salomón está en medio del Pueblo Elegido, que es tan
numeroso que no se puede contar su muchedumbre. Concede, pues, a tu
siervo un corazón prudente, para que sepa juzgar y discernir entre lo bueno
y lo malo. Porque ¿quién es capaz de juzgar a este Pueblo tuyo tan
considerable?”
“Agradó a Jehová que Salomón hiciera esta petición por lo que dijo:
...Voy a concederte lo que pides: Te daré un corazón tan sabio e inteligente,
como no ha habido otro antes de ti ni lo habrá después de ti”. (I Reyes 3,7).
Ya está presentado el personaje: es sabio por disposición de Dios, su
juicio es inapelable; y es Rey. Debe, a continuación, ejercer el Derecho a Dividir,
para que se convierta en Principio Supremo, en Ley Primera. La oportunidad se
la brindan dos prostitutas judías que discuten sobre la maternidad de un niño: una
de ellas sustituyó su hijo muerto por el niño de la otra.
“Dijo entonces el Rey: ésta dice: Mi hijo es el vivo, y tu hijo es el
muerto. Mientras que aquella replica: No es cierto; tu hijo es el muerto y el
mío es el vivo. Y añadió el Rey: traedme una Espada y ordenó: Partid en dos
al niño vivo y dad una mitad a una y la otra mitad a la otra” (I Reyes 3,23).
Este es el famoso “juicio salomónico”, que legaliza el derecho del Rey a
dividir si ello es útil ; en este caso la utilidad está en conocer la verdad, que
valorizará a la madre con su niño restableciendo el servicio. Hay que advertir que
se ha dejado bien claro el carácter Sacerdotal de la Investidura: el Rey no porta la
Espada: la solicita; es un Sacerdote. Recordemos que la Biblia es un Libro
Sagrado y que en ella hasta el último ápice tiene significado. Escuchamos
diariamente a los predicadores evangelistas calificar a la Biblia de “Palabra de
Dios”. Pero hay quienes creen ciegamente que ello es cierto: son los Rabinos
Cabalistas, los mismos que, justamente, manejan secretamente la Masonería y
decenas de Sociedades Secretas de la Sinarquía, organizaciones en las que,
casualmente, militan los “hombres de Estado” que dirigen el imperialismo-
cartaginés-anglosajón.
Por lo tanto es cosa seria el Principio que se desprende de la metáfora
bíblica. ¿Qué significan, en términos rabínicos, aquellas imágenes? Que el
Sacerdote-Rey tiene el derecho de solicitar la Espada y dividir: y que ese
hecho es justo. No sólo justo, sino la fuente de la Justicia. La Justicia al principio
del juicio no está manifestada, no se sabe quién es en verdad la madre: la
Justicia se hizo presente a posteriori de que el Sacerdote-Rey ejerció el
derecho de dividir. En resumen: el Sacerdote-Rey toma la Espada, “el Poder
del Estado”, y ejerce el derecho de dividir el cuerpo de un niño, “un pueblo
pequeño”, y ello es justo, produce la Justicia, el propio fundamento del
Sacerdote-Rey ; conclusión: el derecho del Rey a dividir sus bases justifica la
ruptura y fortalece el Trono.
Con su acostumbrado realismo, los Doctores Rabinos han interpretado de
este modo el juicio salomónico y lo han sintetizado en el Talmud, de donde
seguramente lo aprendió Maquiavelo: “el Rey debe dividir para reinar”.
Este principio no ario, judaico y amoral, se ha constituido en el axioma
rector de los imperialistas cartagineses-anglosajones. Ellos todo lo dividen, como
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