Page 716 - El Misterio de Belicena Villca
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mediante la elocuencia, con mi discurso esperaba meter a tío Kurt en una trampa
dialéctica que lo obligara a optar entre llevar a cabo el ataque a los Demonios o
traicionar la Estrategia del Führer. Eso si mi plan era correcto. Pero si no lo era, y
si tío Kurt afirmaba que para el Capitán Kiev no lo era, nunca lo sabría.
Lógicamente, Yo estaba tan seguro de que mi plan era bueno como él de que la
conversación con el Comisario Maidana me había trastornado la razón.
Por el momento, tío Kurt enmudeció. Lo saqué del ensimismamiento pues
necesitaba contar con su aprobación antes de explicarle el plan. A fin de no fallar,
acudí a un golpe de efecto dramático.
–¿Qué dices, tío Kurt? ¿Hablarás con el Capitán Kiev y recibirás su
mensaje? ¿Deseas que te lo ruegue? No me avergüenza rogarte: hazlo por mí.
Recuerda que cuando fui a Santa María, y por poco no me haces matar por los
perros daivas, aseguraste que si Yo hubiera muerto tú te habrías suicidado: ¿qué
puede ser peor que aquello? ¿o que lo que nos ocurrió después, cuando los
Demonios exterminaron a nuestra Estirpe? Sí tío Kurt, te lo ruego: ¡por una vez
en la vida afloja un poco tu tozudez!
–Aguarda un momento –me interrumpió– que no es para tanto. No debes
exagerar. Me parece justa tu proposición y la acepto de buen grado. Me valdré
nuevamente del Scrotra Krâm, que ciertamente nunca usé desde la Segunda
Guerra, y procuraré indagar la Voluntad de los Dioses. Es sólo que me cuesta
siquiera concebir la utilidad de tu plan: los Inmortales no pueden morir. Pero
quizás tengas razón, por sobre todo, y haya en verdad que realizar tu demencial
idea. Ahora ¿me podrías confirmar con detalles lo que mi intuición ya me ha
hecho ver, para que no surjan dudas sobre lo que he de consultar?
¡Lo había convencido! ¡el pájaro estaba en la bolsa! ¡el chivo había caído
en el lazo! Me estremecí de alegría, pero no hice ni un gesto que delatara mi
estado de ánimo, que era comparable al de Cicerón cuando convenció al Senado
de que Roma debía guerrear con Cartago: si él captaba mis pensamientos era
algo, que no podía evitar, mas trataría de no hacer nada que pudiera ofenderlo.
Aunque él no perdía oportunidad de señalarme que mi plan sólo podía proceder
de un demente.
–Estratégicamente –expliqué– mi plan se basa en el principio de las dos
Realidades que te mencioné antes. Más claramente, afirmo que los Demonios,
para atacarnos, han debido descender al plano de la Realidad Humana y eso los
ha tornado vulnerables en dicho plano. No es mucho ¿pero, qué más podemos
pedir? La Sabiduría Hiperbórea enseña que la naturaleza del miedo es
esencialmente animal, vale decir, anímica, humana, propia del Alma Inmortal;
contrariamente, el Espíritu Eterno es puro valor, no conoce el miedo, que le es
esencialmente ajeno. Ahora bien: Bera y Birsa son dos Almas Inmortales
altamente evolucionadas, pero la naturaleza del miedo no les es ajena ; por el
contrario, deben ser capaces de sentir miedo, y mucho; ¿cuándo? cuando sean
superados por la fuerza . Eso es porque, como toda esencia anímica, sólo
entienden un lenguaje: el de la fuerza . Claro, Ellos son conscientes de su propia
fuerza, y por eso no temen a un enemigo que saben inferior en fuerza, como
están los Espíritus encadenados a la Materia, como son los hombres espirituales.
Por eso tienen razón en no temer a los hombres si Ellos mismos son
superhombres ; y es cierto que representa una locura intentar atacar a Bera y
Birsa fuera del plano de la Realidad Humana . Pero ahora el caso es diferente
porque Ellos se han situado en el plano de la Realidad Humana convirtiéndose
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