Page 722 - El Misterio de Belicena Villca
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tipo de ayuda que nosotros necesitamos. Lógicamente, para llegar a un acuerdo,
tendré que poner algunas cartas sobre la mesa, así pues comenzaré por el
asesinato de Belicena Villca. Ante todo, le señalaré el móvil del crimen: su hijo
Noyo Villca . Los asesinos procuraban establecer el paradero de Noyo Villca
¿por qué? Porque el joven era un agente de Inteligencia infiltrado en las
organizaciones subversivas.
–¡Sabía que había algo concreto en todo esto! –exclamó triunfalmente
Maidana–. Tras tanta locura, y profusión de pistas falsas, tenía que haber un
móvil específico al que se buscaba ocultar.
–En efecto –confirmé–. ¿Y sabe Ud. para quién trabajaba Noyo Villca?
Pues nada menos que para el Ejército argentino. Más aún: él era un oficial del
Ejército, un capitán G2.
–¡Madre de Dios! –invocó– ¿Y por qué esos datos no figuraban en el
expediente policial de Belicena Villca?
–Porque una poderosa organización sinárquica, que funciona en todos los
niveles del Ejército, se ocupó de ocultar la información. No olvide que fue el
Ejército quien la encerró en el manicomio. A dicha organización, integrada no
sólo por judíos, pertenecen los asesinos de Belicena Villca y de mi familia. Lo
que Ud. debe conocer, ya que le permitirá descubrir el nexo entre ambos
crímenes, es que Noyo Villca se encuentra fugitivo debido a que la Sinarquía
intenta suprimirlo para evitar que ponga en práctica su saber ultraconfidencial.
Y que a mí, su madre antes de morir me suministró las claves para hallarlo.
–¡Ahora se aclara todo! –creyó Maidana–. ¡Lo felicito Dr. Siegnagel! ¡Es
Ud. todo un hombre: se jugó sólo por la causa nacional y los asesinos
internacionales se lo hicieron pagar caro! Ha hecho bien en confiar en mí. Desde
este momento podemos trabajar juntos contra esa organización y ayudar también
a Noyo Villca.
–No se adelante, Maidana, que no es así como Yo veo las cosas –lo
frené–. El favor que le vamos a pedir no consiste en el apoyo de Ud. y de su
grupo sino en otra cosa. En ese sentido, y por el momento, Ud. quedará afuera
de nuestra acción: esa será la base del trato; sin discusión: la toma o la deja . Mi
propuesta es la siguiente: Noyo Villca pertenecía a un grupo nacionalista
ultrasecreto del Ejército: Yo conozco su contacto y estoy dispuesto a revelárselo,
con lo cual su grupo y el de ellos podrán arreglarse para trabajar juntos. De ese
modo Ud. no quedará fuera del caso: pero sí, y por el momento, le repito, deberá
dejarnos a nosotros operar contra los asesinos.
–¿Qué quiere decir con “por el momento” ? –quiso saber Maidana, que
no se chupaba el dedo.
–Quiero decir que la restricción que le impongo es provisoria, motivada en
la presunción de que nosotros tendremos más posibilidades de éxito si operamos
solos. Pero, que confiamos en Ud., lo demuestra el contacto que le voy a dar. Y
además le daré mi palabra de Honor de que si nuestra acción fracasa, y
queda otra oportunidad, recurriremos sin vacilar a Ud.
–En principio acepto –accedió Maidana–. ¿Quién es el contacto?
–Antes debe asegurarme que cumplirá con el favor que le solicitaremos –
me previne.
–Bueno ¡pues dígame de una vez de qué se trata! –exigió irritado.
–Armas, Comisario Maidana. Necesitamos al menos dos armas lo más
pronto posible.
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