Page 73 - Mitos de los 6 millones
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editores de la versión inglesa del libro se vieron forzados a admitir que no se les permitió ni
siquiera echar un vistazo al manuscrito original, guardado en. Varsovia, y si solo a una
versión expurgada por el gobierno comunista polaco. Ringelblum en el Este. Ana Frank en
el Oeste. «Diarios» y «Memorias» que son triunfalmente presentados como pruebas por los
sacerdotes que mantienen vivo el culto al Mito de los Seis Millones. Pruebas que son
completamente inválidas como documentos históricos.
Ravensbrück, Buchenwald, Dora. etc... etc... etc...
Hemos hablado, con cierto detenimiento, de los campos de Dachau y de Bergen
Belsen, por el hecho de haber sido presentados, por americanos e ingleses, respectivamente,
como prototipos de las antesalas del infierno que eran, según la propaganda de los
vencedores, los campos de concentración. No obstante, no vamos a estudiar, ni siquiera
someramente, lo que se ha dicho de todos los campos. Sería excesivamente prolijo, y
además escaparía del ámbito de este libro, que simplemente se propone demostrar que no
hubo una politica oficial y deliberada de Alemania con el propósito de exterminar a los
judios . y que la cifra de seis millones de muertos supera. entre quince y veinte veces, a la
realidad. Damos por supuesto que hubo abusos en los campos de concentracion alemanes
como los hubo en los campos de concentracion aliados, especialmente en los soviéticos, en
cuyo caso. la palabra «abuso» esun eufemismo. Nos limitaremos a unas cuantas
observaciones sobre lo que se ha dicho de los principales campos de concentración, dejando
para el final, y con mucho detenimiento, el campo de Auschwitz, refugio final de la acosada
mentira de los Seis Millones.
El SS Obersturmbannführer Sühren fué condenado a muerte y ahorcado por haber
hecho construir y utilizar, a partir de Marzo de 1945, una cámara de gas en el campo de
Ravensbrück, situado en el territorio del Reich. Ya sabemos que luego se admitiria.
oficialmente, que no hubo cámaras de gas en todo el territorio aleman. No obstante, Sühren
firmo una declaración de culpabilidad que el Tribunal que le juzgaba admitió a pesar de que
el propio Sühren quiso retractarse afirmando que le habían arrancado la firma bajo tortura. A
otros doce funcionarios de Ravensbrück se les arrancaron confesiones bajo tortura, y fueron
todos ellos ahorcados. El Jefe de la Policía de Weimar, Walter Schmidt, fué brutalmente
interrogado por los americanos, que le presentaron un montón de fotografias en las que
invariablemente aparecían impresionantes grupos de cadáveres, para demostrarle cómo se
habían ensañado los nazis con los prisioneros del campo de Buchenwald, cerca de Weimar.
Schmidt declaró que todas esas fotos él mismo había ordenado que se hicieran oficialmente.
«Los muertos de las fotografías eran ciudadanos de Weimar, incluyendo algunos presos del
campo que trabajaban en Weimar, y que habían resultado muertos en los bombardeos aéreos
de la ciudad. Como no había posibilidad material de dar sepultura a tantos muertos, éstos
fueron llevados a Buchenwald para ser incinerados en su crematorio, a tal efecto instalado.
Más tarde nos enteramos de que el Arzobispo de Munich, Cardenal Faulhaber, había hecho
unas declaraciones parecidas respecto a unos montones de cadáveres, que fueron encontrados
por los americanos en un vagón de Dachau, y fotografiados como víctimas de los nazis.
También estos muertos en los bombardeos aéreos de Munich tenían que ser incinerados en
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el crematorio de Dachau...»
Norbert Masur, del Congreso Mundial Judío, relata que en sus negociaciones con
Himmler para el intercambio de presos judíos por camiones, del que más adelante
habláremos, éste le manifestó que en momento de ocupar el campo de Buchenwald, los
tanques americanos, abrieron, inopinadamente, fuego y alcanzaron el hospital del campo.
Como el edificio era de madera, pronto se convirtió en una tea ardiente. Entonces se
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