Page 76 - Mitos de los 6 millones
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«camaras de gas» no ha sido atestiguada más que por el llamado «Documento Gerstein», del
                        que más adelante hablaremos, y que presentó tal número de falsedades y exageraciones que
                        el propio Tribunal de Nurenberg lo rechazó. Queda, pues, Auschwitz-Birkenau, el mayor de
                        los campos de concentración nazis, ubicado en Polonia, y donde se han «colocado» como
                        último refugio, las exterminaciones masivas, mediante las «cámaras de gas», de los judíos.
                              Antes de seguir adelante, queremos llamar la atención sobre una coincidencia
                        fantástica. Los alemanes tenían, aproximadamente, medio centenar de campos de detenidos,
                        aunque sólo 30 merecieran el pomposo titulo de campo de concentración. De estos 30, y
                        tras haberse asegurado inicialmente que todos poseían sus cámaras de gas, luego, al irse
                        demostrando que tal aseveración era falsa, se aseguró muy seriamente que sólo poseian tal
                        tipo de instalación 7 campos, situados en Polonia, es decir, en territorio ocupado por el
                        Ejército Rojo. Auschwitz, concretamente, en la Alta Silesia, era etnicamente territorio
                        alemán y fué reincorporado al Reich en 1939, al hundirse Polonia. Evidentemente, era
                        posible – al menos, era matemáticamente posible – que los nazis instalaran cámaras de gas
                        en 7 de sus 30 campos de concentración, y que estos 7 campos de. concentración, provistos
                        de cámaras de gas fueran los que cayeran en manos de los soviéticos, mientras que los otros
                        23 desprovistos de cámaras de gas – tal como seadmitió oficialmente nueve años después –
                        cayeran en manos de americanos e ingleses. Esto es matemática. mente posible. Como es
                        posible que arrojemos 30 monedas al aire; 23 blancas y 7 negras; y que al caer sobre el
                        tapete las 23 blancas salgan cara y las siete negras salgan cruz. Es el mismo caso. La
                        posibilidad matemática de que esto ocurra es, exactamente, igual al cociente del factorial 23
                        dividido por el factorial 30, es decir, que hay una posibilidad contra 2.035.800. (Una contra
                        dos millones, treinta y cinco mil ochocientas).
                              No cabe duda. La posiblidad existe. Algo remota, esto parece innegable. pero
                        existe. Tras haberse afirmado que en Dachau, Belsen, Buchenwald, Dora, y demás campos
                        ocupados por los occidentales hubieron cámaras de gas, la investigación histórica, dirigida
                        por los ocupantes o por entidades contando con su placet, ha debido admitir, bien a
                        regañadientes, que en tales campos no hubieron – o, más exactamente, no llegaron a
                        funcionar – pues alguien las construyó después del final de la guerra – las fatidicas cámaras
                        de gas. Como en los paises «socialistas» la investigación historica no ha podido llevarse a
                        cabo por haber opuesto una rotunda negativa las autoridades polaco-soviéticas, se ha
                        admitido, oficialmente, que en los 7 campos precitados si hubieron «cámaras de gas»,
                        aduciéndose, como prueba, la palabra de honor del Gobierno Polaco. Delicioso. Resulta
                        refrescante, en este mundo materializado, comprobar con qué rara unanimidad se acepta,
                        como prueba incontrovertible, sólido como la roca de Jehová en el Monte Sinai, la palabra
                        de honor de un Gobierno, que ignora, sin duda, lo que se llama «razón de Estado» que tantas
                        mentirijillas diplomáticas ha alumbrado.
                              Sin ocurrirsenos, ni por asomo, poner en duda la palabra del honorable Gomulka,
                        nos permitiremos recordar que, hasta ahora, nunca la palabra de honor de un gobierno, y
                        menos aún, de un gobierno interesado, se ha consideado irrefutable prueba histórica. Por
                        consiguiente, vamos a estudiar, con cierto detenimiento, el caso de Auschwitz.
                                                            1
                              La revista australiana «Perseverance»   publicó la siguiente gacetilla que
                        reproducimos in extenso por considerarla de gran interés:
                              «Día tras día siguen comentándose las supuestas atrocidades nazis y la gente sigue
                        creyéndolas sin pararse a pensar si tales y tantos crímenes son lógica y matemáticamente
                        posibles. Klaus Losch, se paró a pensar en que todo esto fuera falso y a través de todos los
                        datos que pudo recoger, ha reconstruido este estudio, basándose, además, en la capacidad de
                        trabajo de un moderno horno crematorio existente actualmente en la ciudad alemana en que
                        vive, Bocholt.

                        1   «Perseverance», Merredin, Australia, 1 5-V- 1977.

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