Page 77 - Mitos de los 6 millones
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«Se ha dicho en la mayoría de los reportajes, que sólo en Auschwitz murieron unos
                                 tres millones de seres humanos. Pues bien: teniendo en cuenta que el campo de Auschwitz
                                 operó durantes cuatro años, para conseguir llegar a la cifra de tres millones de asesinados,
                                 debieron ser incineradas 750.000 personas por año, lo que quiere decir 62.500 cada mes, o sea,
                                 2.083 cada día. De acuerdo con posteriores declaraciones hechas por los propios testimonios de
                                 cargo y admitidas por el Tribunal de Frankfurt que juzgó a los guardianes del campo de
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                                 Auschwitz, estos crímenes se efectuaban por la noche, para guardar el secreto.  Por lo tanto,
                                 los 2.083 individuos debían ser asesinados y quemados en las doce horas nocturnas, operación
                                 que debió repetirse durante 1460 días (los cuatro años de servicio).
                                       «Segun se afirmó, los restos de las victimas fueron enterrados. El peso de la tierra o
                                 arena, es un 40 por ciento mayor que el del cuerpo humano; si consideramos un peso de 120
                                 libras (unos 60 kg) de peso por cuerpo humano, eso significa 168 libras de tierra, o sea que
                                 cada día se debieron quemar 124 toneladas de carne humana, lo que corresponde a 174
                                 toneladas de tierra que se ha debido remover para enterrarlos. En esos cuatro años 254.000
                                 toneladas de tierra debieron ser removidas y puestas en algún sitio. Al final de la guerra debería
                                 existir un muro de tierra alrededor de Auschwitz de 18 pies, es decir, de cinco metros y medio
                                 de altura. ¿Dónde está?.
                                       «Se ha dicho que los cuerpos fueron quemados, pero esto es totalmente imposible. Las
                                 siguientes cifras se basan en datos obtenidos en el. actual crematorio de Dortmund.
                                 Consideremos que en la guerra usaban carbón en vez de gas, como en los modernos
                                 crematorios de hoy en día. La incineración de un cuerpo humano de peso mediano necesita hoy
                                 día 30 metros cúbico; de gas, y una densidad de calor que requiere 325 kilos de carbón. Para
                                 incinerar 2.083 cuerpos diarios son necesarios 60.490 metros cúbicos de gas, o 677 toneladas de
                                 carbón por día; 677 toneladas de un material tan vital en periodo de guerra, y durante cuatro
                                 años. Es imposible que usaran tal cantidad considerando la crítica situación militar de aquellos
                                 días. «Veamos otro cálculo más. Hoy día los modernos hornos necesitan de dos horas y media
                                 para quemar un cuerpo. Aún pretendiendo que existieran cien instalaciones de hornos en
                                 Auschwitz, serían necesarios .15 años – ¡quince años!– para quemar tres millones de cuerpos,
                                 en 12 horas diarías. El campo sólo operó durante cuatro años.
                                       «Las cenizas de un cuerpo pesan aproximadamente dos kilos y medio. Tres millones
                                 de cuerpos producirían 7.500 toneladas de cenizas. Dada la escasa densidad de la ceniza, se
                                 hubieran producido gigantescas montañas de ceniza. ¿Dónde están? ¿Qué fué de ellas?»
                              El Doctor Scheidl, alemán aunque no nazi, y ex-internado en Auschwitz, escribe:

                                       «Después de la guerra, Auschwitz fué herméticamente cerrado al
                                 exterior. Nadie pudo visitarlo. Desapareció totalmente tras el Telón de Acero.
                                 Cuando se volvió a abrir, dijeron que los alemanes habían volado las cámaras
                                 de gas, y al mismo tiempo los hórnos fueron expuestos a la vista del público.
                                 Ese hecho, por si mismo, demuestra la mentira. Según los planos (sin duda,
                                 falsos, pero admitidos como verdaderos por el Tribunal de Frankfurt) las
                                 cámaras de gas debieron estar en el sótano, y los hornos encima. En.esto han
                                 coincidido todos los testigos de cargo. Ahora bien: ¿Cómo se las arreglaron los
                                 alemanes para volar el sótano y dejar intacta la parte superior? Esto es física y
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                                 técnicamente imposible».
                              Como este es el último campo de concentración en el cual pueden dar al fraude de
                        los Seis Millones una cierta plausibilidad, los sionistas se aferran con psicopático frenesí a
                        las absurdas cifras de Auschwitz. La última demostración la ha proporcionado Simon
                        Wiesenthal, el auto-nombrado perro sabueso que persigue a supuestos responsables nazis de
                        crimenes contra los judíos. En marzo de 1973, la revista alemana «Deutsche Buerger
                        Initiative», de Frankfurt, publicó un panfleto, editado por el Doctor Manfred Roeder, Fiscal
                        del Tribunal de Hesse, titulado «Die Auschwitz Luege» (La Mentira de Auschwitz). El
                        Doctor Roeder cita una frase del conocido abogado judío, Benedikt Kautsky, internado en
                        Auschwitz durante tres años, quien manifestó:



                        1    Aún cuando ya lo hemos comentado, queremos resaltar de nuevo la imposibilidad práctica de
                        guardar u secreto conocido por miles de personas, desde Hitler hasta el último guardián de un campo.
                        (N. del A.)
                        2   Franz Scheidl: «Geschichte der Verfemmung Deutschlands».

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