Page 86 - Mitos de los 6 millones
P. 86

en Poloxia, donde se organizaban pogroms a la luz del día, no por criminales profesionales,
                        sino por devotos católicos que rogaban a Dios antes de las masacres?... Y no solamente
                        asesinaban a los judíos, sino que se complacían en una orgía de torturas, en un verdadero
                                                                                1
                        aquelarre de brufas en julio de 1946, un año después de terminada la guerra».
                              Como es natural, los polacos quieren incluir esos judíos en el Fraude de los Seis
                        Millones, y los sionistas estan de acuerdo en ello porque al gobierno comunista de
                        Varsovia no se le pueden extorsionar indemnizaciones pero si, por razones que más adelante
                        trataremos, al gobierno de Bonn. El historiador americano Harry Elmer Barnes, al comentar
                        cuán paradójico fue que los Aliados lucharan por Polonia sobre la base del problema judío,
                        escribió:

                                       «Había en Polonia, en 1933, seis veces más judíos que en Alemania, y se les trataba
                                 tan mal, si no peor, que a los que estaban bajo el poder de Hitler. En 1939, el programa anti-
                                                      2
                                 judio de Hitler se había moderado,   más en la práctica que en la legislación, mientras que los
                                                                         3
                                 polacos continuaban tratando tan mal como siempre a los judíos» .
                              Precisamente las autoridades comunistas polacas debieron reprimir brutalmente el
                        antisemitismo latente en el pueblo polaco con drásticas medidas, que iban desde los veinte
                        años de trabajos forzados hasta el pelotón de ejecución.


                        Höttl - Höss - Eichmann
                              La única prueba que los sionistas y sus secuaces han podido presentar para
                        substanciar la cifra de los Seis Millones es lo que Höss y Hoettls, bajo amenaza de tortura,
                        aseguraron haber oído decir a Eichmann en una ocasión. Ya hemos visto quién era Hoetil:
                        un funcionario mediocre, agente británico, luego comunista, que firmó una declaración
                        jurada incriminando a Eichmann y poniendo en su boca lo de los Seis Millones, porque,
                        aparte de haber sido sometido a tortura, había sido amenazado con ser entregado ,a los
                                         4
                        comunistas húngaros.  Según su declaración, una vez oyó a Eichmann decir que cuatro
                        millones de judíos habían muerto en campos de concentración y otros dos millones en
                        acciones de represalia. Esta declaración jurada fue leída en los juicios de Nurenberg, pero
                        cuando el defensor, Doctor Kauffmann, pidió que Höttl se sen tara en la barra de los
                        testigos para ser interrogado por la Defensa, el Tribunal, insolitamente, rechazó la petición.
                              Cuando Eichmann fue «juzgado» en Jerusalen, los autores de aquel linchamiento
                        legal rehusaron el elemental derecho de todo acusado a ser interrogado por su defensor. De
                        hecho, Eichmann negó haber hablado del asunto con Höttl y, en todo caso, afirmó no haber


                        1   Jakob Presser: «The Destruction of Dutch Jews», 1969.
                        2  Por motivos especiales,que ábarcan desde la buena conducta individual hasta la conveniencia
                        superior del país, las leyes sobre los judíos fueron aplicadas, en muchos casos, con benignidad. La Señora
                        Winifred Wagner manifestó al periodista judío Silberberg que «gracias a la protección de Hitler los
                        artistas judíos y las esposas y maridos judíos de personas arias pudieron participar en el Festival de
                        Bayreuth incluso a finales de la década de los 30.» (citado por «Revista de Occidente», no. 16, Febrero
                        1977). Joe Jacobs, el manager del boxeador Max Schmelling, era judío y continuó ejerciendo sus
                        funciones. Finalmente, deben tenerse en cuenta los llamados «arios de honor», es decir, a determinados
                        judíos que, debido a servicios especiales, se les respetaron todos sus derechos anteriores, entre ellos un
                        banquero de la familia Warburg, el naviero von Ballín, y el semi-judio mariscal del Aire, von Milch. Es
                        digno, también, de especial mención, el caso del realizador cinematográfico  Max  Ophuls
                        (Oppenheimer), judio, que había huido a Francia y fue internado en un campo de concentración, pero
                        al averiguarse de quien se trataba se le déjó en libertad permitiéndosele emigrar a América. A mayor
                        abundamiento de datos sobre el tema, nos remitimos al epígrafe «El Caso Katzenberger» del que
                        hablaremos a continuación. (N. del A.)
                        3   Harry Elmer Barnes: «Blasting the Historical Blackout», p. 35.
                        4   «Weekend», Londres, 25-1-1963.

                                                           —   86   —
   81   82   83   84   85   86   87   88   89   90   91