Page 88 - Mitos de los 6 millones
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instalación de los judíos en los territorios del Este; nunca formuló ningún tipo de política,
                        limitandose a cumplir ordenes; no hay ninguna prueba de que tuviera nada que ver con la
                        administración de los campos y, por tanto, es ridículo afirmar que fuera responsable de
                        cualquier clase de abusos que en ellos se hubiera cometido. Sólo en una época tan
                        masificada como la actual ha sido posible que se lograra excitar a las gentes con un hombre
                        como Eichmann, que en la Alemania nazi sólo llevó a cabo funciones rutinarias y
                        administrativas. Como no había otro ex-miembro de la Gestapo o de las SS a quien raptar
                        y montar en torno a él un «show» propagandístico cuya finalidad era servir de fondo a
                        nuevas demandas de «indemnizaciones» a Alemania Federal, hubo que recurrir a la obscura
                        figura de ese Teniente Coronel. Un hombre que, según el Fiscal del linchamiento legal de
                        Jerusalén, poseía un poder de vida o muerte sobre millones de judios... y sólo era Teniente
                        Coronel. ¿Es esto verosímil?
                              En cuanto al Proceso de Jerusalén, sólo puede decirse que en él se prescindió de
                        hipócritas formulismos legales y desde el principio se puso de manifiesto que tras el
                        «show» legal Eichmann sería ejecutado. No se permitióa Eichrnann que convocara a
                        deponer en favor suyo, como testimonios de la defensa, a ningún testigo de descargo.
                        Estuvo todo el proceso encerrado en una jaula de vidrio, incomunicado del resto del mundo.
                        Sólo podía contestar «si» o«no» y cuando intentaba explicarse el «Juez» le cortaba la
                        palabra. Naturalmente, fue condenado a muerte. Antes y después del proceso salieron en
                        Europa y Estados Unidos una docena y media de libros sobre Eichmann, presentando al
                        obscuro funcionario como al mayor verdugo de la Historia. Todo ello atizó el clima
                        antialemán, hubo manifestaciones antialemanas en todo Occidente. así como en Rusia y
                        Polonia, y luego el Primer Ministro Israelí se presentó en Bonn para cobrar nuevas
                        «indemnizaciones». ...Höttl – Höss – Eichmann, en sus personas se incardinó la
                        «prueba» del Holocausto de los Seis Millones. Dos falsos testimonios arrancados por la
                        violencia, espiritual o física, para condenar al infame regimen nazi que, después de tanto
                        alboroto, para asesinar al estilo de Fantomas a Seis Millones de Judíos, destinó como jefe
                        supremo de tal tarea a... ¡un Teniente Coronel!


                        El caso Katzenberger

                              Lectores y televidentes occidentales han debido quedar perplejos al enterarse –
                        porque la Verdad siempre acaba por filtrarse, pese a todo – de que varios acusados alemanes
                        que, al terminar la guerra, habían acusado de la comisión de tremendas atrocidades a sus
                        superiores jerarquicos, se desdecían de su anterior testimonio, décadas más tarde, cuando
                        eran sometidos a nuevo juicio por los tribunales de Bonn, afirmando que sus anteriores
                        testimonios habían sido arrancados bajo coacción o tortura. Muchos fiscales
                        norteamericanos, a menudo judíos como el tristemente famoso Kempner, extorsionaron
                        toda clase de falsos testimonios mediante tortura psicológica, incluyendo amenazas de
                        sevicias contra los familiares de los acusados, cuando no la tortura física, pura y simple,
                        como sus – entonces – Aliados soviéticos.
                              Citemos el caso de Juez Hoffmann. En la desesperada situación en que Alemania se
                        encontraba, debía castigar severamente, a menudo con la última pena, lo que en otras
                        circunstancias no seria considerado más que como hurto o contrabando. Hitler, en sus
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                        «Conversaciones sobre la Guerra y la Paz»  explicaba esto de forma convincente:
                                      «Si en tiempo de paz un muchacho de dieciocho años le arrebata el bolso a una señora,
                                 por supuesto que no le vamos a condenar a muerte... Pero ahora estamos en guerra, hay alarmas
                                 aéreas, casi todas las noches, en nuestras grandes ciudades, debemos circular a oscuras...
                                 muchas mujeres trabajan en fábricas y oficinas... Son necesarios medios de disuasión muy

                        1   Editado por Co-Press, Munich, 1954.

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