Page 155 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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patrono, la victoria absoluta del proletariado sobre el capitalista- aún a riesgo de que al
desaparecer este se puede llevar a la Economía a su completa ruina.
Las Ideas Económicas Nacionalsocialistas
El principio fundamental de la Economía en la nueva Alemania, que como todas las
otras exteriorizaciones de la ideología nacionalsocialista está inspirada en la noción de
la comunidad, es completamente distinto al de la doctrina marxista.
Según la concepción nacionalsocialista, las fuerzas que un pueblo puede desarrollar por
si mismo psicológica y físicamente, así como aquellas que encierra el país por él
habitado y que hace aprovechables, representan la totalidad de las posibilidades
nacionales y constituyen el patrimonio efectivo de la nación. La Economía de un
pueblo, el desarrollo y el progreso de estas fuerzas son a la vez el custodio y el símbolo
del patrimonio nacional. Por esta razón toso el que intervenga en la Economía, sin
distinción del lugar que le esté designado, ni el grado de su actividad, deberá sentirse
responsable frente a la comunidad de ese pueblo.
En el Estado nacionalsocialista, la calidad de colaborador en la obra económica crea una
obligación, tanto mayor cuanto más importante sea la parte que toma el individuo en la
administración del patrimonio colectivo. En realidad, todo alemán tiene una parte,
mayor o menor, en la administración de este patrimonio, aún cuando no tenga más que
administrar las horas de trabajo que realizan sus manos o las fuerzas naturales de su
cuerpo, de las cuales dispone.
Así, el obrero cumple con su deber hacia la colectividad cuando, imbuido del
sentimiento de camaradería y con una conducta digna como miembro del personal de
una empresa cualquiera, ejecuta con el máximo esmero el trabajo que se haya impuesto,
haciendo uso cuidadoso de los materiales o herramientas que se le hayan confiado. Así
también, el campesino cumple con su deber como miembro de la comunidad entera
cuidando con el mayor afán el suelo que le ha sido entregado por el pueblo para
trabajarlo y obtener de él el mayor rendimiento posible. El campesino, en su calidad de
encargado de suministrar la alimentación del país, debe hacer llegar al pueblo los frutos
de su campo en condiciones tales que estén al alcance de todos sus compatriotas
trabajadores. Del mismo modo, el jefe de una empresa cumple con su deber cuando en
su calidad de fabricante, industrial, artesano o comerciante se siente como investido de
una cargo oficial; esta convicción interior influye en el éxito de su obra, es decir, en la
rentabilidad del trabajo a que se dedica su empresa.
Decía hace dos años el Dr. Hjalmar Schacht, presidente del Erichsbank y ministro de
Economía, en su conocido discurso de Königsberg: “Todos estamos metidos en un
barco; no nos queda más que un camino: confiar en su navegabilidad y en capitán que lo
gobierna: El Reich y su Führer”.
En la nueva Alemania esta subordinación de la economía a la comunidad nacional está
claramente expresada en el programa del Gobierno, expuesto por el Führer en su primer
discurso ante el Reichtag. En aquella ocasión decía Adolfo Hitler: “El Pueblo no vive
para la Economía, y la Economía no existe para el Capital, sino que el Capital sirve a la
Economía y la Economía al Pueblo”.
La Economía nacionalsocialista se caracteriza, además, por los postulados del “derecho
al trabajo” y el “deber de trabajar bien”. La economía política de Adolfo Hitler es la
suma de todas las medidas de carácter económico que tienden a facilitar la conservación
del pueblo en su totalidad y la existencia de cada uno de los compatriotas dedicados al
trabajo y es considerada por él como el cumplimiento general del deber para la
conservación de la comunidad y del poder del Estado.
La misma ideología se aplica también a las relaciones comerciales. “Oferta y demanda”
permanecen los factores que regulan los precios en este terreno. Sin embargo, de
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