Page 277 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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quede suprimida la dependencia de las mismas respecto a los superiores provinciales
extranjeros.
Antes de tomar posesión de su diócesis, los obispos prestan juramento ante el
gobernador de la provincia respectiva o ante el Presidente del Reich según la fórmula
siguiente:
“Ante Dios y los Santos Evangelios juro y prometo, como corresponde a un obispo,
fidelidad al Reich y a ... (el Estado regional respectivo). Juro y prometo respetar al
gobierno constitucional y hacerlo respetar por parte del clero a mis órdenes. En mi
obligación de cuidar del bienestar y de los intereses del Estado alemán trataré de evitar,
en el ejercicio del cargo que se me confiere, cualquier cosa que pudiera amenazarlo”.
La enseñanza de la religión católica en las escuelas primarias, profesionales,
secundarias y superiores es una asignatura obligatoria y se dará conforme a los
principios fundamentales de la iglesia católica. En la instrucción religiosa se cuidará con
especial atención de la educación patriótica, ciudadana y social, inspirándose en las
leyes de la fe y de la moral cristianas, como ocurre también en el resto de la enseñanza.
Dejando para más adelante una reglamentación extensa de las cuestiones del derecho
matrimonial, existe el acuerdo de que, salvo en el caso de enfermedad grave, en que
existe el peligro de muerte y que no admita aplazamiento, o en vista de una situación
moral grave, que debe ser confirmada por las autoridades episcopales competentes, el
matrimonio eclesiástico no puede preceder al civil.
Aquellas asociaciones católicas que sirvan exclusivamente al cumplimiento de fines
religiosos, culturales y caritativos y estén sometidas a las autoridades eclesiásticas, se
hallan protegidas por el Estado tanto en su organización como en su actividad. Las
asociaciones que además de los fines religiosos, culturales o caritativos que persiguen,
tengan otra misión, disfrutarán igualmente de la protección del Estado, siempre que
ofrezcan garantía de que su actuación se desenvuelve sin carácter político alguno.
En virtud de las circunstancias especiales existentes en Alemania, y en relación a las
disposiciones legales que el concordato confiere en salvaguardia de los derechos y
libertad de la Iglesia católica en el Reich y sus Estados regionales, la Santa Sede decreta
que tanto el clero secular como el regular se abstenga de pertenecer a los partidos o de
actuar en favor de alguno de ellos.
Como se ve, no existe en Alemania ninguna cuestión religiosa en cuanto se refiere al
catolicismo. Las relaciones entre Berlín y el Vaticano están fijadas con toda exactitud, y
si no siempre se han desenvuelto en la atmósfera de inteligencia y colaboración mutua,
en cuyo espíritu se firmó el concordato, es debido a que, salvo las diferencias de
interpretación del mismo, existen dos puntos importantes que han dificultado este buen
entendimiento. Por un lado tenemos el llamado “catolicismo político”, contra el cual se
opone decididamente el nacionalsocialismo por considerarlo en contradicción con el
espíritu del concordato y como elemento perturbador de la unidad del pueblo y
perjudicial a la autoridad del Gobierno. Por otro lado está el hecho de que el Estado
exige que la Iglesia, en su actuación e influencia seglar observe, políticamente
considerada, los principios positivos de la idea nacionalsocialista.
La situación se deduce con toda claridad de la orden dictada por el general Göring, en
su calidad de presidente del Consejo de Ministros de Prusia y jefe de la policía secreta,
de fecha 20 de julio de 1935, en la cual se dirige contra la actitud negativa de una parte
del clero católico “que constantemente intenta falsear las ideas nacionalsocialistas en los
feligreses puestos bajo la tutela de la Iglesia, porque el clero ve menguar su influencia
política” .
Esto ha obligado a las autoridades del tercer Reich a proceder con todos los medios
legales contra la actuación de tales miembros del clero. El Estado nacionalsocialista, no
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