Page 279 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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En  esta  misma  ocasión  habló  el  ministro  del  Interior,  Dr.  Frick,  declarando  que
                  Alemania declina todo conflicto religioso, pero que exige de las Iglesias su adhesión sin
                  reservas al Estado nacionalsocialista. No se admitirá que las Iglesias se inmiscuyan en la
                  política del Estado, pues esta será dirigida exclusivamente por el Partido y sus Jefes.
                  Como se ve, sería improcedente hablar de un problema religioso entre la Santa Sede y la
                  Wilhelmstrasse. Se trata de un conflicto que en ciertos aspectos, pero en escala mucho
                  más  amplia,  recuerda  el  que  tuvo  lugar  hace  algunos  años  en  Italia  entre  el  Estado
                  fascista y el Vaticano, sobre todo en lo referente a la educación de la Juventud.
                  La solución de este conflicto no se puede obtener sin dificultades, ya que se trata, no
                  solamente  de  diversidades  de  interpretación  del  concordato,  sino  de  cuestiones  de
                  principio y de hechos. Roma cree  ver en la ideología nacionalsocialista una atribución
                  más que profana de los conceptos “Raza, Pueblo, Estado, Forma de Gobierno” y teme la
                  creación  de  ídolos  paganos  a  través  de  esta  ideología,  deduciendo  luego  de  esta
                  suposición la desintegración del orden divino. Si no se han cumplido las estipulaciones
                  del concordato -dice Roma- no es culpa de la Iglesia, sino de las autoridades alemanas.
                  Berlín  responde  a  esto    que  el  concordato  subsiste  como  tratado  básico  y  que  las
                  medidas preparatorias para su aplicación no han podido entrar en vigor por la actitud
                  recusada del Vaticano. Debido a la falta de reglamentación clara, han surgido, como era
                  de suponer, deficiencias que han ido en aumento constantemente.
                  Reasumiendo, puede decirse que se ha producido un estado de tensión que podría ser
                  suprimido  en  el  momento en  que ambas  partes pudieran convencerse  de  la recíproca
                  necesidad del  restablecimiento de la  normalidad  en  sus  relaciones.  En  realidad,  estas
                  divergencias nada tienen que ver con la Religión.
                  El Protestantismo
                  Como sucede en el credo católico, tampoco en el evangélico existe una cuestión de fe,
                  sino solamente una disputa eclesiástica.
                  La Iglesia evangélica alemana, que comprende aproximadamente dos tercios del pueblo
                  alemán, y que más allá de las fronteras del  Reich forma la vanguardia espiritual de los
                  alemanes  en  el  extranjero,  es  la  iglesia  evangélica  mayor  del  mundo.  En  esta  gran
                  comunidad  religiosa  hay,  sin  embargo,  una  cierta  variedad  de  opiniones  y  criterios.
                  Nombraremos a los círculos ortodoxos, los progresivos y avanzados, los pietistas que se
                  atienen a los ejercicios devotos, y los liberales que ponen su fe en íntima unión con la
                  vida profana.  Hay  feligreses que,  socialmente,  son  activos en  la ayuda  al  prójimo,  y
                  otros que unen su fe a las cuestiones de la vida intelectual; entre estos a su vez los hay
                  que conceden a la mente humana el conocimiento racional de Dios y otros que acentúan
                  la separación dialéctica entre lo divino y lo humano como infinito y finito.
                  Existía  una  fantástica  disgregación  en  la  Alemania  protestante  antes  de  la  toma  del
                  poder  por  el  nacionalsocialismo.  Había  nada  menos  que  28  Iglesias  evangélicas
                  protestantes de distinta  jerarquía  y  15  provincias  eclesiásticas  independientes.  A  esto
                  hay  que  añadir  el  movimiento  nacionalsocialista  de  los  “cristianos  alemanes”  y  los
                  grupos de oposición, surgidos frente a este movimiento, de los cuales  me ocuparé en
                  breve.
                  Un primer paso hacia la unificación se hizo ya en el año 1922: las Iglesias evangélicas
                  regionales  se  fundieron  en  la  Unión  Evangélica  Alemana.  Pero  cuando  el
                  nacionalsocialismo,  por  una  revolución  histórica,  dominó  sobre  los  demás  partidos
                  políticos y sometió a los Estados regionales a la dirección única del Reich, se hizo ver la
                  necesidad de convertir la citada Unión en una Iglesia, mediante una constitución que fue
                  aceptada  el  11  de  julio  de  1933  por  todos  los  consistorios  de  las  diferentes  Iglesias
                  evangélicas o protestantes.





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