Page 44 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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pacifista de Alemania con respecto a los Estados vecinos se afianzó con las ofertas de
                  garantía de neutralidad a Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza.
                  Año 1937
                  El año comienza con un viaje a Italia del presidente del Consejo de Ministros Mariscal
                  Göring, acompañado de su esposa. El colaborador de Hitler fue recibido en audiencia
                  por el Rey y sostuvo varias conversaciones con el Duce y con el Conde Ciano. En estas
                  se  trató  de  los  problemas  internacionales  presentes,  especialmente  de  la  guerra  civil
                  española. En una recepción concedida a la prensa, en Capri, el Mariscal Göring acentuó
                  que el eje Berlín-Roma es una articulación sólida en la obra de reconstrucción de la paz;
                  mediante la firme voluntad de desembrollar la situación internacional Alemania quiere
                  contribuir a consolidar la paz de Europa de nuevo amenazada.
                  El  resultado  práctico  de  estas  conversaciones  se  expresó  en  la  coincidencia  de  las
                  respuestas con las cuales Italia y Alemania contestaron el 25 de enero el memorándum
                  de la Gran Bretaña referente a la prohibición de los voluntarios para España.
                  Anteriormente, ambos gobiernos ya habían propuesto prohibir la intromisión indirecta
                  (ayuda económica, propaganda, envío de voluntarios). Esta propuesta no fue tomada en
                  consideración.  Alemania e Italia estaban  ahora  dispuestas  a dar  una nueva  ley  por  la
                  cual debería prohibírsele la entrada en España a todas las personas que se propusieran
                  marchar  a  dicho  país para tomar  parte en  la guerra civil.  Las  notas  se  referían  a  las
                  propuestas  de  ambos  gobiernos  de  retirar  de  España  a  todos  los  combatientes  no
                  españoles, incluso agitadores y propagandistas.
                  Esta respuesta se comunicó a raíz de las inculpaciones de la prensa extranjera contra
                  Alemania  por  la  supuesta  presencia  de  tropas  alemanas  en  el  Marruecos  español  y
                  contribuyó  a  calmar  el  estado  de  ánimo  en  el  mundo.  Es  preciso  hacer  constar  que,
                  gracias a una conversación sostenida entre el Führer y el Embajador francés, François
                  Poncet,  en  la  recepción de  año  nuevo  del  Cuerpo  diplomático,  así  como  a  la  actitud
                  objetiva  de  los  gobiernos  francés  e  inglés,  se  debe  el  que  el  incidente  del  supuesto
                  desembarco  no  haya  tenido  graves  consecuencias  internacionales.  Desde  entonces,
                  Roma y Berlín, de completo acuerdo, siguen la misma política en la cuestión española.
                  El  30  de  enero  de  1937,  los  cuatro  primeros  años  de  gobierno  nacionalsocialista  se
                  terminaron  con  un  discurso  por  la  paz,  pronunciado  por  Hitler  ante  el  Reichtag.  El
                  Führer  dio  cuenta  general  de  los  resultados  obtenidos  en  todos  los  ramos  de  la  vida
                  nacional. Hitler puso en evidencia que la revolución nacionalsocialista ha realizado el
                  mayor milagro imaginable en el gobierno de un país y que el orden en el interior, así
                  como la reorganización del Ejército alemán, le han dado la posibilidad de liberarse de
                  aquellas ataduras que Alemania tuvo que soportar como la mayor ignominia que se le ha
                  hecho hasta ahora a un pueblo.
                  A continuación, el Führer anunció su propósito de dar por terminado el proceso de la
                  igualdad  de  derechos  de  Alemania,  pero  esto  no  podría  tener  lugar  hasta  que  no  se
                  hubieran cumplido otras dos condiciones previas:
                  1.     Subordinar  a  la  soberanía  del  Reich  los  ferrocarriles  alemanes  y  el  Banco
                  Nacional (Reichsbank).
                  Una  vez  cumplida,  en  efecto,  esta  resolución  desaparecen  las  últimas  ligaduras
                  internacionales de la legislación monetaria alemana. Así terminó un período de amargos
                  recuerdos para el Banco Nacional: toda forma de dependencia del extranjero significa
                  una  humillación  para  el  Banco  emisor  de  un  pueblo  con  conciencia  nacional.  Los
                  ferrocarriles alemanes, una vez liquidadas las participaciones privadas, pasaron a ser del
                  Estado.







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