Page 53 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Los  asuntos  ordinarios  del  nuevo  Consejo  de  Estado,  concernientes  a  la  política
                  exterior, están bajo la dirección del Ministro y Jefe de la Cancillería, Lammers. Como
                  miembros  del  mismo  Consejo  fueron  nombrados:  el  Ministro  de  RR.EE.  von
                  Ribbentrop, el Ministro de Aeronáutica, Mariscal Göring, el Lugarteniente del Führer,
                  Ministro  Hess,  el  Ministro  de  Propaganda,  Dr.  Goebbels,  el  Ministro  y  jefe  de  la
                  Cancillería,  Dr.  Lammers,  el  general  en  jefe  del  Ejército,  capitán  general  von
                  Brauchitsch, el comandante general de la Marina de guerra, Almirante Mariscal Dr. h. c.
                  Raeder y el jefe de la comandancia general de las fuerzas armadas, general de artillería
                  Keitel.
                  Adolfo Hitler llamó a los embajadores von Hassel, en Roma, von Dirksen, en Tokio, y
                  von Papen, en Viena, debiendo, sin embargo, permanecer en disponibilidad.
                  El  mismo  día,  el  ministro  de  la  Guerra  y  general  en  jefe  de  las  fuerzas  armadas,
                  Mariscal  von  Blomberg,  presentó  su  dimisión  basada  en  motivos  de  salud.  En  un
                  autógrafo que le dirigió el Führer, este recordaba que el General von Blomberg fue el
                  primer oficial del nuevo Reich que prestó juramento el 30 de enero de 1933 al gobierno
                  nacionalsocialista  y  que  desde  entonces  ha  dirigido  la  reorganización  de  las  fuerzas
                  armadas de un modo incomparable. El canciller expresó su más profundo y conmovido
                  agradecimiento al General von Blomberg.
                  Simultáneamente, el Führer dio un decreto en virtud del cual se hacia cargo, a partir de
                  esa  fecha,  y  directamente  y  personalmente,  del  mando  supremo  de  todas  las  fuerzas
                  armadas.  Los  tres  comandantes  en  jefe  de  las  diversas  fuerzas  armadas  quedan
                  subordinados directamente al Führer. Las actividades de la antigua Dirección general de
                  las fuerzas armadas en el ministerio de Guerra, en calidad de “Comandancia general” y
                  Cuartel  general  del  Führer,  entran  en  funciones  bajo  el  mando  directo  del  Führer  y
                  Canciller. A la cabeza de la Plana  Mayor de la Comandancia suprema del Ejército fue
                  nombrado el general de Artillería Keitel como “jefe de la Comandancia suprema de las
                  fuerzas  armadas”;  su  rango  corresponde  al  de  ministro  del  Reich.  La  Comandancia
                  suprema del ejército se hizo cargo igualmente de los asuntos del ministerio de la Guerra
                  y su jefe ejerce, por delegación del Führer, las funciones que correspondían hasta ahora
                  al ministro de la guerra. A la Comandancia general le corresponde durante el tiempo de
                  paz,  según  instrucciones  de  Adolfo  Hitler,  la  preparación  unitaria  de  la  defensa  del
                  Reich.
                  El Comandante general del Ejército, General von Fritsch, también presentó su dimisión
                  por motivos de salud. El Führer, en una carta autógrafa,  le expresó su más profundo
                  reconocimiento por sus servicios sobresalientes en la reorganización del Ejército. En su
                  lugar fue nombrado el general de Artillería von Brauchitsch, que hasta entonces había
                  venido  desempeñando  el  cargo  de  comandante  del  4º  Grupo  del  Ejército;  al  mismo
                  tiempo  que  fue  promovido  al  grado  de  capitán  general  fue  nombrado  comandante
                  general en jefe de las fuerzas armadas. El comandante supremo de la Aviación, General
                  Göring, fue nombrado mariscal general.
                  Estas disposiciones de naturaleza militar y política, a las que sucedió una reorganización
                  del  ministerio  de  la  Economía,  y  de  la  cual  hablaré  en  el  correspondiente  capítulo,
                  fueron  en  el  extranjero  objeto  de  los  más  diversos  comentarios.  En  realidad,  como
                  resultado de estas disposiciones deben verse dos hechos claros: mayor participación del
                  Partido  en  la  dirección  del  Estado  y  mayor  concentración  de  la  política  militar  y
                  económica en las manos del Führer. También en otros países puede observarse análoga
                  tendencia de centralización.
                  Reservándome  para  más  adelante  la  descripción  del  proceso  de  reincorporación  de
                  Austria al Reich, el cual resumo en un capítulo especial, creo oportuno describir aquí
                  otro  acontecimiento  importante:  el  viaje  de  Adolfo  Hitler  a  Italia,  aceptando  la



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