Page 66 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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¡Si  estos  son  los  métodos  para  dar  a  un  régimen  el  carácter  de  legalidad,  entonces
                  nosotros los nacionalsocialistas en el Reich durante 15 años solamente hemos sido unos
                  locos!  Hemos  pasado  por  cientos  de  luchas  electorales  y  sólo  a  costa  de  grandes
                  esfuerzos nos hemos conquistado  la aprobación  del pueblo alemán. Cuando al  fin  fui
                  llamado al gobierno por el inolvidable Presidente del Reich, yo era el jefe del partido
                  más fuerte de Alemania. Desde entonces me he esforzado siempre en que la legalidad
                  de mi existencia y de mi actuación sea confirmada por medio del pueblo alemán, que
                  siempre me la ha ratificado. Pero si los métodos que el Sr. Schuschnigg quería emplear
                  son los justos, entonces también el plebiscito del territorio del Saar fue sólo una traba
                  puesta a un pueblo al que se quería impedir su retorno a la madre patria. ¡Pero, nosotros
                  somos  de  otra  opinión!  Pienso  que  debemos  estar  todos  muy  orgullosos  de  que
                  precisamente con motivo de este plebiscito en el Saar hayamos recibido de una manera
                  innegable la confianza del pueblo alemán.
                  Contra este intento de un fraude electoral, si precedente, por fin, en Austria misma se ha
                  levantado  el  pueblo  alemán.  Si  esta  vez  el  gobierno  intenta  anular  a  viva  fuerza  el
                  movimiento de protesta, el resultado sólo podrá ser una guerra civil. El Reich alemán,
                  de  hoy  en  adelante,  no  está  dispuesto  a  tolerar  que  alemanes  sean  perseguidos  en
                  territorio austríaco a causa de sus sentimientos de adhesión hacia la nación alemana o
                  por  su  profesión  de  fe  a  determinadas  concepciones  ideológicas.  ¡Sólo  quiere
                  tranquilidad  y  orden!  Por  tanto,  me  he  decidido  a  poner  la  ayuda  del  Reich  a  la
                  disposición de millones de alemanes en Austria. ¡Desde hoy por la mañana marchan por
                  todas  las  fronteras  austro-alemanas  los  soldados  del  Ejército  alemán!  Los  grupos  de
                  tanques, las divisiones de infantería y las secciones de la SS, tierra, y la aviación militar
                  alemana,  en  el  cielo  azul,  serán  los  fiadores  -expresamente  llamados  por  el  nuevo
                  gobierno nacionalsocialista en Viena- de que por fin se le ofrezca al pueblo austríaco
                  dentro del más breve plazo, la posibilidad de organizar su futuro y con ello su propio
                  destino por medio de un verdadero plebiscito.
                  ¡Detrás  de  estas  tropas  están  también  la  voluntad  y  la  firme  decisión  de  la  Nación
                  alemana entera! Yo mismo, como Führer y Canciller del pueblo alemán, me sentiré feliz
                  de poder pisar, como alemán y ciudadano libre aquella tierra que también es mi patria.
                  El mundo debe convencerse de que el pueblo alemán en Austria está viviendo en estos
                  días horas de la más feliz alegría y de la más profunda emoción. En los hermanos, que
                  han acudido en su ayuda, el pueblo austríaco ve a los salvadores del intenso peligro.

                  ¡Viva el Reich nacionalsocialista! ¡Viva la Austria alemana nacionalsocialista!”
                  En  la  tarde del  histórico  12 de  marzo, el  Führer  emprendió un  viaje en  automóvil  a
                  Austria, delegando en el General Göring sus funciones durante su ausencia de Berlín. A
                  las  3.50  de  la  tarde,  el  Führer  atravesó  la  frontera  austríaca  en  Braunau  del  Inn,  su
                  pueblo natal, entrando en Linz a las 8 de la noche. El Canciller de Austria, Dr. Seyss-
                  Inquart, le dio la bienvenida con la alocución siguiente:
                  “¡Mi  Führer! ¡En  este  momento tan  transcendental para el pueblo  alemán  y  de tanta
                  importancia  para  el  desenvolvimiento  de  la  historia  de  Europa,  yo  personalmente  y
                  conmigo la patria entera, por primera vez en Austria, os saludo mi Führer y Canciller
                  del Reich! Ha llegado el momento en el cual, a pesar del dictado de paz, de la opresión,
                  de la envidia e incomprensión de todo el mundo, se han vuelto a unir definitivamente
                  alemanes  con  alemanes.  Hoy,  todos  los  alemanes  están  unánimemente  decididos  a
                  mantenerse al precio de cualquier lucha y sufrimiento como un solo pueblo unido. El
                  camino ha sido difícil, duro y lleno de sacrificios; ha pasado a través del descalabro más
                  trágico del pueblo alemán, pero, precisamente, de ahí surgió la idea, grande y magnífica,





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