Page 63 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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“El día de hoy nos ha puesto ante una grave y decisiva situación. He sido encargado de
                  informar al pueblo austríaco sobre los sucesos de estos momentos. El gobierno alemán
                  ha presentado al Sr. Presidente de la Confederación austríaca un ultimátum perentorio,
                  según el cual el Sr. Presidente debe nombrar como canciller a un candidato que se le
                  propone  y  formar  un gobierno  conforme a  las  indicaciones  del  Gobierno  alemán;  en
                  caso contrario, el ejército alemán está preparado para entrar en territorio austríaco. Yo
                  afirmo ante el mundo que son puras invenciones las noticias que se han propagado por
                  Austria de que hubo revueltas obreras, en las cuales la sangre corrió a raudales, sin que
                  el Gobierno se adueñara de la situación imponiendo orden con sus propios medios.
                  El  Sr.  Presidente  de  la  Confederación  me  encarga  decir  que  nosotros  cedemos  a  la
                  fuerza. Como no queremos a ningún precio que corra la sangre alemana, ni aún en esta
                  hora  tan  grave,  hemos  dado  orden  al  Ejército  austríaco  de  que,  en  caso  de  que  la
                  invasión se lleve a cabo se retire sin resistencia alguna y espere las decisiones que luego
                  se tomen. El Sr. Presidente de la Confederación ha confiado el mando del Ejército al
                  general de Infantería e Inspector general de tropas, Sr. Schilhawsky, por mediación del
                  cual las tropas recibirán nuevas instrucciones. Así me despido yo, en estos momentos,
                  del pueblo austríaco, con estas palabras alemanas que expresan mi más ardiente deseo:
                  “¡Dios proteja a Austria!”.
                  La Agencia Alemana de Noticias comunicó por la radio la siguiente rectificación de las
                  razones dadas por el Canciller de la Confederación, Dr. Schuschnigg, para la dimisión:
                  “Schuschnigg afirma que el Gobierno alemán ha exigido de Austria la formación de un
                  nuevo gobierno en un plazo perentorio. Esta afirmación de Schuschnigg es falsa. No ha
                  sido  el  Gobierno  alemán  el  que  ha  presentado  este  ultimátum  sino  que  han  sido  los
                  centros austríacos y los ministros de su Gobierno los que en vista de la situación, cada
                  vez más aguda en Austria, le han expuesto al Sr. Presidente las demandas que constan
                  en dicho ultimátum. Schuschnigg afirma, además, que el Gobierno alemán ha exigido
                  en forma perentoria del Sr. Presidente la formación del gabinete según las indicaciones
                  del  primero.  Tampoco  esto  corresponde  a  la  verdad,  ya  que  son  los  círculos
                  gubernamentales de Austria, los que, con pleno conocimiento de la situación en su país,
                  han  presentado tales  demandas  al  Sr.  Presidente.  Por  último,  el  Canciller  de  Austria
                  afirma que es  pura  invención  el  que  hayan  estallado  desórdenes en  Austria  y  que  el
                  Gobierno no sea dueño de la situación. en todas las noticias sobre Austria, que se tienen
                  en  todo  el  mundo,  se  dice  que  ya  han  ocurrido  innumerables  choques  y  varios
                  desórdenes.  Así,  por  ejemplo,  masas comunistas  armadas se estaban  preparando  para
                  una marcha hacia Viena cuando Schuschnigg leía estas falsas afirmaciones.”
                  El  mismo  día,  una  hora  después  de  haber  hablado  Schuschnigg,  el  ministro  de  la
                  confederación, Dr. Seyss-Inquart, leyó por la radio la proclamación siguiente:
                  “¡Hombres y mujeres de Austria! ¡Compatriotas alemanes! en presencia de los sucesos
                  de hoy  y considerando, sobre todo, los que han de venir, hago constar que yo, como
                  ministro de la Gobernación y Seguridad, hoy me encuentro en mi puesto lo mismo que
                  antes y me siento responsable del mantenimiento del orden y tranquilidad en este país.
                  conjuro a todos a secundarme en esta misión. Es necesario dar prueba de una disciplina
                  especial en las horas y días que se avecinan. Si hoy tuviesen lugar manifestaciones no
                  han de tomar  en  ningún  momento  el  carácter  de demostraciones  extremas.  Por  tanto
                  exhorto  a  las  formaciones  de  orden  y  seguridad  de  los  nacionalsocialistas  para  que
                  cuiden en todos los sitios del orden y de la calma y asimismo para que influyan el este
                  mismo sentido sobre sus correligionarios. Cuento con que todos vosotros apoyaréis por
                  entero  las  órdenes  del  Gobierno  y  que  os  pondréis  a  sus  órdenes.  Especialmente,  os
                  recuerdo que en ninguna forma se debe intentar la menor resistencia contra la entrada
                  eventual del Ejército alemán, no siquiera por parte del Gobierno, antes por el contrario,



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