Page 68 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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rechazó esta protesta como inadmisible procediendo al mismo tiempo a una
rectificación de las informaciones de ambos gobiernos, calificadas como falsas.
La “Correspondencia diplomático-política alemana”, órgano oficial de la Wilhelm
Strasse, escribió:
“Las protestas presentadas por Inglaterra y por Francia contra la obra de unidad
alemana, y, por lo tanto contra el principio de libertad, no puede ser recibida en
Alemania sino con incomprensión absoluta. Semejantes protestas habrían estado en su
lugar antes, cuando fue dictado un Tratado de Versalles en contradicción con los Puntos
de Wilson, solemnemente aceptados. Pues, disgregaban arbitrariamente y
despiadadamente al pueblo alemán o le sometían a la responsabilidad de terceros contra
la voluntad expresa de los afectados. Para quien hoy conviva la alegría de liberación del
Pueblo alemán en Austria, desde el lago de Constanza hasta el lago de Neusiedler, tales
protestas sólo pueden servir como documento de aquel espíritu que dividió el mundo
desigualmente, impidiendo por lo tanto la concordia entre las naciones. Si es exacto que
la tensión del estado de cosas en la Austria alemana -que no ha podido ser evitada a
pesar de los repetidos intentos del Reich- fue un factor perturbador de la paz, como lo
afirma constantemente la Prensa extranjera, en ese caso esa prensa lógicamente debiera
sostener la opinión de que gracias al arreglo entre Alemania y Austria se ha eliminado
un factor de intranquilidad en Europa, contribuyendo a la causa de la paz!”
Ya el 11 de marzo, el Führer por mediación de su embajador extraordinario, el Príncipe
de Hessen, había hecho entregar un escrito al Presidente del Consejo de Ministros de
Italia, Benito Mussolini, en el cual en primer término le daba un resumen de los últimos
acontecimientos en Austria, concebido de igual modo que en la proclamación, y luego
exponía los motivos de su actuación.
El Gran Consejo del Fascismo, bajo la Presidencia de Mussolini, se reunió en asamblea
el 12 de marzo, después de la cual fue publicada la comunicación siguiente:
“El Gran Consejo, después de recibir el informe del ministro RR.EE. sobre los
acontecimientos austríacos y después de enterarse de los informes detallados de los
representantes en el extranjero, en virtud de los cuales se ha podido dar cuenta, día por
día, del desarrollo de la situación en sus más mínimos detalles, hace constar que el
Gobierno de la Confederación austríaca sólo después de consumado el hecho ha
comunicado al Gobierno italiano sobre los resultados de la entrevista de Berchtesgaden
y de sus iniciativas ulteriores. No obstante, el Gobierno italiano estaba decidido por su
parte y por razones evidentes, a no inmiscuirse en modo alguno en la política interior de
Austria y en el desarrollo de un movimiento de carácter nacional cuyo resultado lógico
era fácil de prever.
El Gran Consejo destaca en forma especial que el plebiscito, que tan repentinamente
fuera convocado por el Canciller Schuschnigg, no sólo no había sido sugerido por el
Gobierno italiano sino que a causa de su contenido y de su forma fue expresamente
desaprobado tan pronto como se recibieron noticias de su intento.
Estima que lo ocurrido en Austria fue resultado de un estado efectivo, ya existente
anteriormente, y la expresión del sentimiento y de la voluntad del pueblo que han sido
confirmados de una manera inequívoca mediante las imponentes manifestaciones, que
han motivado los acontecimientos.
El Gran Consejo se entera con el más profundo interés de una carta que, con fecha 11 de
marzo, Hitler dirigió al Duce y que trata de los acaecimientos en Austria en conexión
con las relaciones italo-alemanes.
Por último, el Gran Consejo se da por enterado de la negativa que el Gobierno fascista
ha dado a la invitación francesa a una acción común, por entender que dicha acción
habría carecido de base y de objeto y solamente habría conducido a un empeoramiento
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