Page 71 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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El  Gobierno  alemán  puso  en  conocimiento  de  los  gobiernos  extranjeros  la
                  reincorporación  de  Austria  al  Reich  alemán,  y  les  comunicó  que  los  representantes
                  diplomáticos de Austria en el extranjero habían recibido instrucciones de ponerse a las
                  órdenes de las representaciones diplomáticas alemanas. El último Ministro de RR.EE.
                  austríaco,  Dr.  Wolf,  transfirió  al  Ministro  de  RR.EE.  alemán,  von  Ribbentrop,  las
                  funciones del ministerio de  RR.EE. austríaco.
                  En virtud de las disposiciones ejecutivas referentes a la reincorporación de Austria al
                  Reich alemán, se dispuso que el Marco alemán  sirviera junto con el Chelín austríaco
                  como medio de pago legal en Austria, fijándose la equivalencia de un Marco alemán a
                  un Chelín y medio austríacos.
                  Mussolini, en un discurso pronunciado en la Cámara italiana el 16 de marzo, al tratar de
                  los  acontecimientos  de  Austria,  hizo  constar  que  ésta  había  dejado  de  existir  como
                  Estado.  A  continuación, estableció  un  paralelo  entre  la reincorporación  de  Austria  al
                  Reich  alemán  y  el  movimiento  de  unificación  italiano,  de  los  años  1859  y  1871.
                  También entonces, las tropas piamontesas  fueron recibidas no como ejército enemigo
                  sino como ejército nacional. Luego hizo un resumen sobre el desarrollo de la política
                  austro-italiana, comenzada con el tercer gobierno Schober en 1929. Cuando, Dollfuss,
                  en febrero de 1934, se vio obligado a reprimir una insurrección marxista, mandé cuatro
                  divisiones al Brenner; fue este un acto de la más elemental previsión. Ni fue pedido, ni
                  fue agradecido por ningún austríaco. Del año 1934 al 1936, la política italiana se rigió
                  por  los  protocolos  romanos.  Al  formarse  el  eje  Roma-Berlín,  en  octubre  de  1936,
                  Mussolini hizo hacer notar a Austria que no podía vivir siempre bajo una actitud anti-
                  alemana. El 7 de marzo de 1938, un delegado de Schuschnigg visitó a Mussolini para
                  enterarse de la opinión de éste respecto a la idea de un plebiscito. “Le respondí -dijo
                  Mussolini en el Parlamento- esto es un error, esta bomba le estallará a Schuschnigg en
                  la mano.” Que Italia no haya intervenido ahora es debido a que en ese asunto nosotros
                  no hemos contraído ninguna obligación ni directa ni indirecta. El interés de Italia por la
                  independencia de Austria ha partido de la presuposición de que los austríacos, por lo
                  menos en su mayoría, desean esta independencia.
                  No se puede hablar de un “peligro alemán” en el Brenner, puesto que, hace siglos, los
                  alemanes se  han  detenido  allí.  En  la era de  las masas  humanas,  ninguna  importancia
                  tiene la geografía política, con sus efímeros Estados enclavados entre varias potencias,
                  sino  la  geografía  nacional.  Italia  no  ha  sido  perturbada  por  los  acontecimientos
                  ocurridos al otro lado del Brenner, ya que se trata de una frontera intangible entre dos
                  pueblos  amigos.  Italia  tiene  plena  confianza  en  la  promesa  de    Adolfo  Hitler:
                  “Mussolini, esto no os lo olvidaré jamás”. Los enemigos mundiales del Fascismo, en los
                  últimos  días,  estuvieron  acechando  el  momento  en  que  ambos  regímenes  totalitarios
                  iban a enfrentarse. En su cálculo demócratas, masones y la Tercera Internacional fueron
                  completamente defraudados. Por el contrario, ha llegado la hora en que el eje Berlín-
                  Roma ha podido ponerse a prueba. Todo el mundo sabe hoy que el eje no es solamente
                  un  sistema diplomático sino que  se  trata de un  instrumento firmemente  forjado  y  de
                  eficacia también en momentos extraordinarios.
                  Los miembros del Reichstag alemán se reunieron en Berlín el 18 de marzo para recibir
                  el informe del Führer y Canciller sobre los acontecimientos de Austria. En su alocución
                  Adolfo  Hitler  declaró  que  ya  en  el  siglo  pasado  había  surgido  el  principio  de  las
                  nacionalidades, nuevo ideal que domina más intensamente al hombre y que sustituye a
                  la antigua concepción del Estado limitado por la casta, condicionado por la religión o
                  fijado por la dinastía. Ya hasta fines del siglo pasado una serie de pueblos logró llevar a
                  cabo  su  unidad  nacional.  El  único  pueblo  en  Europa  al  que  se  la  ha  negado  esta
                  evolución  ha  sido  el  alemán.  En  lugar  de  los  derechos  de  soberanía  nacional  de  los



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