Page 185 - Egipto TOMO 2
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184                EL EGIPTO SUPERIOR
                  queda preso y colgado, en cuyo momento remontan su vuelo para no volver hasta  el año
                  siguiente. Los campos todos, especialmente los de la ribera izquierda, están cubiertos de
                  espesa verdura como los más fértiles de la Delta, y las numerosas chimeneas que desde la
                  orilla, y aún más adentro, lanzan al aire sus espirales de humo, revelan que el hombre sabe
                  explotar en provecho propio los pingües dones de  la naturaleza; mas debe advertirse que
                  cuanto produce este suelo pertenece á uno solo: al virev. En efecto, estas posesiones son pro-
                  piedad del virey, y en ellas se cultiva la caña de azúcar, que riegan poderosas bombas de
                  vapor, y cultivan y cosechan los felahes. Los robustos tallos repletos de azucarada sávia son
                  conducidos á las fábricas sobre vias férreas que atraviesan los campos, llegando la produc-
                  ción, según se dice, unos anos con otros, á la suma de cien mil quintales de azúcar. Durante
                  la recolección se llevan á dicho lugar los aldeanos todos de muchas leguas á la redonda, y

















                                           CASA DE BAÑOS
                  decimos se llevan, porque si bien es verdad que no se les obliga á prestar gratuitamente su
                  trabajo personal cual  si cumplieran una prestación  , no concurren por su propia voluntad,
                  sino en virtud de reclutamiento cual  si fueran soldados. De semejante servicio se hallan
                  exentos, y muchos echan mano de esta razón, siquiera sea muchas veces simple excusa, los
                  que saben leer y escribir.
                    No desembarcamos delante de ninguna de las grandes fábricas que pasaron ante nuestros
                  ojos; pero echamos pié á tierra en Minieh, que es una de las ciudades más importantes del
                  Nido, pues deseábamos tomar un baño turco. En los alrededores del palacio del gobierno,
                  residencia del mudir, veíase numerosa concurrencia, y supimos por Salekh que provenia
                  de estarse reclutando soldados. Semejante noticia, con todo y prometer un espectáculo que
                  nada habia de tener de agradable, fué motivo para que tratáramos de presenciarlo. Aquellos
                  pobres muchachos de piel oscura, á quienes se estaba pasando revista, tenian un aspecto que
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