Page 35 - Egipto TOMO 2
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REJUVENECIMIENTO DE EGIPTO
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hoguera en honor de Baal ántes de emprender su viaje al Sud, con objeto de que en su
navegación les fuera propicio el Baal Zephon (Zaphouna), viento del Norte, pudiendo decirse
que no hay lugar en el mundo en que el astro del dia ofrezca en su ocaso mayores encantos y
esplendor. El mar, que á la hora del medio dia vese teñido de reflejos verdosos, toma por la
tarde, como esté la atmósfera clara y serena, — y el cielo raras veces se nubla en estos
países,—un tinte de azul oscuro, y cuando las olas juguetean acariciadas por suave brisa, sus
crestas aparecen bordadas de oro. La vista hállase como fascinada por el espectáculo de las
aguas, y sólo es capaz de apartarla de ellas el maravilloso espectáculo que se despliega al
Oeste, en el ángulo del horizonte que cierran las alturas del Ataka. «La montaña, — escribía
»hace ya algunos años en mi cartera de viaje, contemplando una de esas fantásticas puestas
» de sol, — la montaña semeja un conjunto de rubíes, granates y amatistas en fusión, y así
»dispuesta y ostentando tan. hermosos colores, contémplase en las olas que juguetean bajo sus
»pies, y las olas, al impulso del reflujo, van retirándose de cada vez más, y al retirarse dejan al
» descubierto las paredes y los pilotes que rodean el puerto y la entrada del canal. El elevado
» terraplén sobre el cual se halla la tramvía, que desde el fondeadero de los buques de gran
» porte conduce á la ciudad, descuella sobre todos los edificios y los bancos y bajíos que en la
»baja mar aparecen del todo aislados. Encima del mismo vense diferentes hombres, jinetes
» sobre borricos, que guian largas recuas de camellos, cuya limpia silueta se dibuja perfecta-
» mente sobre el encendido horizonte, cuanto más avanza el sol hácia el ocaso, llegando un ins-
tante en que no parece sino que se trata de negras sombras dibujadas sobre trasparente pared
»de oro y de violeta, hasta que por último la noche tiende su manto sobre la extensa llanura.»
En la gran fonda de Suez se encuentra cómodo y confortable hospedaje, estando confiado
el servicio á hijos de la India, completamente vestidos de blanco, de simpático aspecto, ojos
sin agitarse. La
negros y vaga y soñadora mirada, que llenan sus funciones sin estrépito y
mañana siguiente, en tanto que los pasajeros de un gran buque, después de una larga travesía
penetraban alborotando en el patio y los cuartos de la fonda, pidiendo á gritos que les dieran
de comer y de beber, se hacían dar lustre al calzado por limpia-botas del país, y se lanzaban
sobre los periódicos para ponerse al corriente de las noticias, aquéllos iban y venían tranqui-
lamente sin perder su sangre fria habitual, semejantes á los órganos de una máquina, que no
funcionan con mayor rapidez porque reine en el mundo la calma ó se agiten los elementos á
impulsos de la tempestad.
Un paseo á lo largo de la población nos permite desde luégo visitar las calles más
importantes de ella entre dos filas de despachos de comercio europeos, tiendas, cafés y
lugares de recreo, de ligerísima construcción, continuamente ocupados por la gente de mar y
los trabajadores, que gastan en ellos su paga alegremente. La población en sus tres cuartas
partes es europea; la última, que es la más pobre, la forman los árabes, los cuales tienen en
ella pequeños bazares donde exponen su surtido de mercancías
y un mercado en el cual
venden frutas, legumbres, hortalizas, pastelería, carbón y grandes cantidades de dátiles
procedentes de los valles de la península sinaítica, volatería de toda especie desde el pavo