Page 104 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 104

Ι θ 8         GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO


      a  aquellos  que  quisieran  escuchar  y  luego  se  les  hiciera  beber  de  los
      propios  labios  la  mejor  imitación  posible  del  espíritu  ático  puro.
         Aquello  de  que  un  hombre  puede  servirse  en  su  propia  vida  es,
      por  lo  común,  lo  que  le  atrae  y  le  interesa;  por  eso  es  por  lo  que  los
      griegos  tardíos  leían  a  Hipérides  y  a  Iseo  y  los  discursos  privados  de
      Demóstenes  más  que  a  Esquilo  y  Alemán.  Por  eso,  cuando  efectiva-
      mente  leían  tragedias,  preferían  muchísimo  más  a  Eurípides  que  a
      Esquilo,  aunque,  en  realidad,  no  quedándoles  sentido  del  teatro  pre-
      ferian  leerle  en  los  trozos  de  una  antología,  A  ello  se  debe  que  nuestra
      tradición  haya  dejado  morir  de  un  modo  tan  despiadado  a  la  mayoría
      de  los  antiguos  poetas.
         Pero  la  retirada  adoptó  también  otra  forma.  Séame  permitido  citar
      por  características  algunas  frases  del  prólogo  del  médico  Oribasio  a
      su  Epítome  de  Galeno:

         “Tu  mandato,  Divino  Emperador,  de  que  reduzca  a  menores  lími­
      tes  las  obras  de  medicina  del  admirable  Galeno,  ha  encontrado  en  mí
      la  más  presta  obediencia,  pues  hay  personas  que  abrazan  esta  profe­
      sión,  como  dice  el  propio  Galeno,  sin  tener  la  capacidad  ni  la  edad
      que  convienen;  a  veces  ni  siquiera  han  empezado  a  instruirse  en  lo
      más  elemental  (τά  πρώτα  μαθήματα), por  lo  que  no  pueden  entender
      bien  un  tratado  sistemático  (τούς  κατά  διέξοδον λογοος).  Lo  que  ahora
      voy  a  escribir  les  bastará.  Costará  menos  tiempo  de  aprender  y  resul­
      tará  más  fácil  de  entender,  pues  me  he  propuesto  que  el  reducir  yo
      el  estilo  a  la  concisión  no  dé  lugar  nunca  a  oscuridad.”
         Oribasio  dedicó  su  libro  a  Juliano  (362  d,  J.  C.),  Es  ésta  una  fecha
      característica,  si  bien  muchos  asuntos  literarios  ya  habían  sido  objeto
     de  epítome  mucho  antes.  Al  parecer  fue  por  entonces  cuando  se  hizo
     la  selección  de  las  siete  tragedias  de  Esquilo,  lo  cual  tuvo  por  con­
     secuencia  que  en  adelante  fueran  contados  los  que  leyeran  otras  que
     no  fueran  éstas.  Lo  mismo  ocurrió  con  las  siete  obras  de  Sófocles  y
     con  las  diez  (o  nueve)  de  Eurípides,  aunque  en  este  último  caso  ha
     sobrevivido  también  un  gran  fragmento  de  un  ejemplar  viejo  sin
     resumir  ni  comentar  de  las  Euripidis  Opera  Omnia.  Posteriormente,
     estas  selecciones  fueron  reducidas  a  tres  obras  por  trágico.  Bastante
     antes,  de  los  17  libros  de  Píndaro  sé  habían  seleccionado  cuatro  po­
     niéndoles  un  comentario.  Parece  que  a  los  antiguos  poetas  elegiacos
     se  les  trató  de  un  modo  distinto  y  menos  satisfactorio  en  fecha  muy
   99   100   101   102   103   104   105   106   107   108   109