Page 107 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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LA  “ TRADICIÓN”   DE  LA  LITERATURA  GRIEGA  I I I


      nativo,  lo  entusiasta,  lo  rebelde ;  se  rige  por  el  hombre  instruido  y
      respetable  y  huye  del  santo  y  del  bohemio.
         Supóngase  que  las  cosas  hubieran  sido  algo  distintas.  Supóngase
      que  además  de  la  defensa  de  la  esclavitud  hecha  por  Aristóteles  pose­
      yéramos  también  los  escritos  de  sus  oponentes,  los  filósofos  que  afir­
      maban  que  la  esclavitud  va  contra  la  naturaleza.  Supóngase  que,  para
      poder  compararlos  con  las  despectivas  referencias  a  los  órficos  que  hace
      Platón,  tuviéramos  algunos  de  aquella  “ muchedumbre  de  libros”   de
      que  él  habla ;  que  en  vez  de  Filodemo  tuviéramos  toda  la  obra  de
      Heráclito  y  de  Empédocles  y  de  los  primeros  pitagóricos ¡  que  cono­
      ciéramos  a  Antístenes  y  a  los  primeros  cínicos,  los  descalzos  denun­
      ciadores  del  pecado  y   repudiadores  de  la  civilización,  que  tuviéramos
      aquel  gran  monumento  de  acerba  elocuencia  y  desprecio  de  la  grandeza
      humana,  aplicados  a  la  historia,  las  Philippica  de  Teopompo.  Supón­
      gase  que  la  gran  democracia  del  siglo  v  estuviera  representada  no  por
      sus  adversarios,  sino  por  los  filósofos  que  creían  en  ella,  por  ejemplo,
      por  Protágoras  y  por  Trasímaco.  Supóngase  que  tuviéramos  más  obras
      de  las  escritoras,  de  Safo  sobre  todo,  y  de  Corina,  Nosis  y  Leonción.
      Supóngase  que  incluso  poseyéramos  más  literatura  como  esa  sobre-
      cogedora  lírica,  el  fragmento  de  un  poema  erótico  alejandrino  des­
      cubierto  por  Grenfell,  en  que  la  tragedia  consiste  en  que  entre  un
      hombre  y  una  mujer  Cipris  ha  usurpado  el  lugar  de  la  philia,  "Ha
      sido  por  libre  elección  en  los  dos.  La  amistad  llegó  antes  que  la
      pasión.  La  angustia  se  apodera  de  mí  al  recordarlo.”   (Lo  explica
      Wilamowitz  en  las  Göttinger  Nachrichten  de  1896.)
         Si  las  condiciones  de  la  paradosis  hubieran  sido  distintas,  fácil­
      mente  hubiera  podido  ocurrir  todo  eso,  y  nuestro  concepto  de  la
      literatura  griega  hubiera  tenido  mayor  plenitud  y  variedad.  Los  bi­
      zantinos  tenían  graves  limitaciones  para  la  obra  de  la  traditio;  pero
      poseyeron  la  sabiduría  y  la  humildad  de  comprender  cuál  era  su  deber
      y  tuvieron  la  firmeza  de  carácter de  cumplirlo.  Conservaron  la  literatura
      antigua,  aunque  no  supieron  apreciar  su  valor.  Creyeron  que  era  her­
      mosa,  aunque  no  fueron  capaces  de  apreciar  su  belleza ;  creyeron  que
      estaba  llena  de  sabiduría  y  de  virtud  y  de  la  búsqueda  de  la  verdad
      y  de  una  cosa  olvidada  que  se  llama  libertad.  Y   aunque  no  enten­
      dieron  ni  el  teatro  ni  la  poesía  ni  la  filosofía,  ni  siquiera  la  historia,
      al  menos  copiaron  letra  por  letra  las  grandes  obras  que  luego,  al
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