Page 111 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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HERACLES                       115


         Pero  subterráneamente  se  hace  sentir  no  sólo  el  profundo  horror
      del  autor  ante  el  derrumbamiento  moral  de  su  mundo,  sino  también
      la  perplejidad  ante  la  diferencia  entre  las  cosas  y  su  nombre.  El
      Prof.  Werner  Jaeger  ha  hecho  la  interesantísima  sugerencia  de  que
      a  esta  clase  de  cambio  en  el  sentido  de  las  palabras  y  al  descon­
      cierto  moral  que  a  él  iba  unida  se  debe  el  que  Sócrates  insistiera
      tanto  en  la  definición.  Si  se  pudiera  tener  la  seguridad  de  lo  que  la
      τολμ ά  αλόγιστός  es  en  realidad,  no  habría  peligro  de  confundirla  con  la
      ανδρεία φιλέταιρος,  que  evidentemente  es  cosa  completamente  distinta.
      El  nombre  respondería  a  la  cosa,  la  inscripción  designaría  realmente
      la  moneda,  logos  y  ergon  coincidirían.
         Quisiera  dar  algunos  ejemplos  de  esta  reacuñación,  de  este  poner
      al  desnudo  la  diferencia  entre  la  inscripción  y  el  metal  que  hay
      debajo,  pero  no  a  partir  de  su  fase  ya  consciente  en  la  filosofía  griega
      posterior  a  Platón,  sino  a  partir  de  su  etapa  preconsciente  y  de
      tanteo  en  la  literatura  del  siglo  V.
        Empezaré  con  el  concepto  de  αριστος  άνδρών, que  literalmente  sig­
      nifica  “ el  mejor  de  los  hombres” .  Este  arrogante  puesto  pertenecía
      tradicionalmente  a  Heracles.  “ ¿A   cuál  de  todos  los  hijos  de  Dios
     llamarías  el  mejor?”  pregunta  un  personaje  de  Las  nubes 2,  y  la  res­
      puesta  es :  “ Creo  que  nunca  ha  habido  ninguno  mejor  que  Heracles.”
     De  la  misma  manera,  en  el  Heracles  de  Eurípides3  se  dice :  “ Pre­
      guntad  a  toda  la  Hélade  quién  es  el  mejor  de  los  hombres;  ¿no
      responderá  que  es  Heracles?”  Así  también,  en  Las  Traquinias4  lee­
     mos  que  Deyanira  ha  matado  al  πάντων  άριστον  ανδρα,  “al  mejor  de
     todos  los  hombres” .  Como  fundamento  de  esta  fama,  la  leyenda  da
     una  copiosísima  relación  de  aventuras  y,  sobre  todo,  de  trabajos,  sobre
     los  cuales  no  voy  a  detenerme.  La  leyenda  de  Heracles  es  una  de


     fusión  que  se  da  en  la  lengua  griega  — y,  por  tanto,  sin  duda  en  el  pensa­
     miento  griego—   entre  una  cualidad  y  la  fama  de  tenerla.  Si  alguien  οφλισχανει
      ζημίαν,  entonces  sencillamente  “incurre  en  una  pena” ,  pero  si  οφλισκάνει  δειλίαν,
     no  “incurre  en”  o  “adquiere”  cobardía,  sino  que  “adquiere  la  reputación  de
     cobarde” .  Así,  cuando  las  mujeres  instruidas  en  la  Medea,  218   δύσκλειαν
      Ικτήσαντο  καί  ραθυμίαν,  literalmente  “adquirieron  mala  fama  y  pereza”,  pero
     lo  que  realmente  hicieron  fue  adquirir  mala  fama  y  reputación  de  perezosas.
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