Page 112 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 112

1 1 6         GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO

     las  más  toscas  de  todos  los  mitos  griegos,  la  más  salvaje  en  su
      concepción  de  la  αρετή,  la  virtud,  y  quizá  por  esta  misma  razón
     pedía  a  gritos  interpretaciones  alegóricas  y  acabó  siendo  la  más  idea­
     lizada  y  edificante  de  todas.  Sin  dogmatizar  sobre  un  tema  muy
     amplio  y  oscuro,  hagamos  notar  que  Heracles  comparte  muchos  de
     los  atributos  que  Jane  Harrison  llamaba  el  “ eniautos  daimon”  o
     espíritu  del  año  y  algunos  estudiosos  franceses  llaman  “ Le  Renouveau”
     o  retoño  de  vida  que  vuelve  con  el  nuevo  sol  y  el  nuevo  año.
     Heracles,  como  de  costumbre,  es  hijo  de  un  dios  y  una  mujer  mortal.
     Los  pitagóricos  le  rindieron  culto  en  calidad  de  ή  δόναμις  τή ς  φύσεως
     (el  poder  de  la  naturaleza  o  crecimiento) ;  lleva  un  cuerno  de  la
     abundancia  y  una  maza  que  una  vez  fue  verde  rama.  Es  quemado
     todos  los  años,  pero  renace;  es  al  mismo  tiempo  Ή ρ ω ς  y   θεο'ς,  hom­
     bre  muerto  y  dios  vivo 5.  Su  eidôlon  se  ve  en  el  Hades 6,  aunque  está
     con  los  inmortales  y  tiene  por  esposa  a  Hebe,  la  eterna  juventud,
     (Cada  año,  en  el  monte  Eta,  se  quemaba  un  eidôlon  de  Heracles,
     de  modo  que  lo  que  se  destruía  e  iba  al  Hades  era  evidentemente
     aquel  eidôlon  y  no  el  propio  Heracles.)  Nuestro  héroe  presenta  otras
     características  o  atributos  de  los  dioses  anuales.  Su  muerte  vence  a
     los  doce  meses,  o  sea  después  de  “ la  duodécima  cosecha” ;  puede
     tener  hijos  en  cincuentenas,  como  el  rebaño  del  sol,  etc. ;  pero  estos
     atributos  son  comunes  a  un  conjunto  muy  numeroso  de  divinidades.
     Lo  que  es  más  especialmente  característico  de  Heracles  es,  a  mi
     modo  de  ver,  que  parece  ser  el  héroe  de  una  población  campesina
     sierva  de  grado  inferior  de  cultura.  Sus  armas  son  o  los  brazos  des­
     nudos  o  la  maza  primitiva,  o  bien  — primitivas  también—   las  flechas
     envenenadas.  Sus  hazañas  son  como  las  proezas  de  un  campesino
     muy  fornido.  Trabaja  siempre  para  un  amo.  Lucha  con  un  toro,
     con  un  jabalí,  con  una  cierva,  con  un  león,  con  una  hidra ;  deseca
     un  pantano  y  limpia  unos  establos  sucios  a  más  no  poder.  A  menudo
     las  leyendas  presentan  una  pincelada  humorística:  lo  ponen  a  arar
     y  lo  hace  bien,  pero  entrándole  hambre  a  mediodía  se  come  al  buey.
     Su  amor  le  tiene  miedo.  De  vez  en  cuando  destroza  cosas  o  mata
     a  personas  sin  querer,  llevado  de  su  fuerza  irrefrenable ;  hace  prodi­


        5  Herod,  II.  44;  Pínd.  Nem.  3.  23;  Paus.  II.  10.  1  sobre  el  culto  que  se
     le  rendía  en  Sición.
        6  Odisea,  XI.  602.
   107   108   109   110   111   112   113   114   115   116   117